No vuelve en si,
su cabeza se reclina sobre el sueño
como sauce, sin lágrima, con ruido de no estar,
el hueco tensa la espiral del eco en torno al alma singular
de un bordón de guitarra
y parte en dos el modo de silencio,
nadie se atrevió a pintar ese vacío
como un poder en pausa, respetuoso con la divinidad,
habiendo tantos dioses necesitados de una voz humana
que les ayude a regresar, volver en si, asomarse
a ese funeral olvido en que dejaron a las cosas.