Todo va bien,
todo apunta a que el dolor acaso espere un poco más,
llegará en su lugar la caricia analgésica del aire,
-tened en cuenta la respiración,
sus devaneos quirúrgicos con esos enemigos
que viven de alquiler en la penumbra sin ventilar de vuestras almas-,
no es necesario que alteréis la rutina de vuestros paseos
por el corazón de la ciudad, pero evitad mirar las tentaciones
que se exhiben en los escaparates, la calvicie de los maniquíes
esclavos de la quimio o las novelas que recurren
desvergonzadamente a los milagros de vidas rescatadas
en el último instante,
todo va a ir bien,
miremos a las puntas de flecha de las grullas que regresan,
-ellas sabrán por qué-, a estos lugares
donde la leyenda dice que manaba
continuamente leche y miel.
Zona B:
Seguid hablando de eso, no hay que rendirse ni dejar que descanse el asesino de niños que aún no saben lo que es jugar; sólo conocen el horror, en su piel viene tatuada ya la calavera.