Ven por este lado, el olor reluciente
de las gotas de rocío hacen el sendero practicable,
las hierbas altas se cargan con la luz y alumbran
igual que picos de candil,
cuando regreses no dejes que el calor penetre
en la intimidad oscura de la alcoba,
cierra bien las contras y observa en el trasluz de la madera
el furor de brasa de los nudos con resina,
tiéndete en la estera de la meditación a escuchar el palpitar del tiempo,
puedes contar hasta doscientos oyendo el grifo mal cerrado
y ver en la penumbra cómo una lanza de polvillo de oro
se va hundiendo en la garganta del dragón
como cuando asistías a las clases de biblia y catequesis.