Zoos y Zeus
Cuando Esopo
se miraba al espejo, la risa
le hacía entrecerrar los ojos,
de esa forma
su fealdad se transformaba en algo
tan cómico y alegre que olvidaba
rematar sus fábulas con ese rabo
de cerdo que ahora todos
llamamos moraleja.
Sólo Grecia
fue capaz de dioses sonrientes.
Por eso permanecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario