Él se murió,
parpadeó la luz como si fuera
un reflejo cansado en los ojos de la lechuza de Minerva,
choque de fuegos que se extinguen pero dejan un halo,
su voz no estaba ya para imponer un cambio
o sugerir mejoras, eso es todo, my frend,
ya dije que nada ocurriría por sorpresa,
el mal se fue dejando ver, los ojos
se llenaron de oscuridad como al mirar un pozo,
los movimientos del ciempiés, la disciplina de sus patas,
que tanta voluntad me sirva para alcanzar el sol, que el aire
no llegue a despeinarme, ni se disfrace mi cansancio
de apatía o abandono, dejó escrito en la pared
como un recordatorio para emprender nueva jornada.
Zona B:
Se pudre el agua de las fuentes en los campus universitarios USA; cualquier cosa menos condenar al aventajado alumno. Qué podría esperarse de quien se atrevió a arrojar la primera bomba nuclear sobre Hiroshima?
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