Parábola del miedo
El loco
empujaba dulcemente
a las hormigas con su índice
misericordioso.
No veía otro camino
que el que su dedo místico trazaba,
ir a dios es el destino
de los descarriados, se decía
mientras contemplaba el alboroto
del hormiguero, a punto
de armar su propio infierno.
Él le aplicaría la candela.
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