Dejo abierto el libro, Séneca sangrando,
-viruta perfumada de una madera seca-,
y contemplo la lámina que da a la contrapágina
el valor sin acento de la mirada equilibrada,
Marcial, supongo, Plinio el joven o los clientes habituales
que respiraban los almizcles asilvestrados de Nerón,
sus túnicas lavadas con lejía
pretenden alcanzar el tono pulcro del senado,
todos como invitados, uno en las bancadas más cercanas
a la sobriedad de gestos, y los otros
evitando la vecindad del fuego, la amenaza latente
de su infantil procacidad.
Zona B:
Judea y Samaria son ahora reivindicadas como partes de lo que pomposamente llaman el gran Israel, como si la grandeza fuera el resultado de añadir rapiña tras rapiña al territorio rapiñado desde el 48 del pasaso siglo. Todo a costa del pueblo palestino. ¡¡¡JUICIO AL GENOCIDA Y SUS CÓMPLICES!!! ¡¡¡BOICOT AL ESTADO SIONISTA!!!
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