Tal vez se haya alcanzado ya
ese punto de tictac respiratorio
en el que no se necesita iniciativa
para que el oxígeno circule,
sin que eso signifique que el beneficio llegue
a todos por igual,
un aroma a lavanda
hace vibrar las aletas de la nariz
de las enfermeras de hospital,
ellas no conocen el origen
pero ejecutan con precisión de jeringuilla
la administración de dosis
sin importar que los enfermos
sigan respirando poco a poco
el olor a muerte que los tubos
llevan a cada sala puntualmente.
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