Rige el tono de la piel
así como la espiga oculta en las ranuras del cerebro,
y tiene algo que ver con la prontitud del nacimiento,
cuando la edad progresa, se entretiene
en añoranzas, busca en el aire parecidos
con su fatigoso avance, siempre
pensando en los iguales que pusieron
suelo al camino, dividiendo en dos los valles
con la plata del río,
ocupando espacios que antes nadie quiso ocupar,
y sin embargo
su lenguaje coincide cuando quieren
diferenciar el bien del mal usando filtros
que se empañan con la edad y enturbian
la visión de jóvenes y viejos.
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