Recuerdo ahora
el olor caliente de la sangre,
percibo entre los dedos su espesor pegajoso
e imagino que la herida habrá sido profunda
igual que un navajazo a la amistad,
no logro ver su hondura porque el sudor me ciega,
noto, sí, la fatiga en tu respiración
pero tu jadeo sigue pareciendo un canto de guerra,
no habrá tregua mientras no se vaya uno de los dos,
y a pesar de todo temo ese momento
en que ya no estés y sepa
que he sido yo el motivo de tu marcha.
Zona B:
Ese arbusto digital que crece antes de tiempo y en el que las cabras ramonean será un día futuro tu consuelo, pueblo palestino, porque al arbusto le crecerán las ramas hasta poblar el cielo hallando así el remedio a su actual esclavitud. Que vuestros ojos miren hacia el este y vuestras manos se dediquen a cultivar guarismos en la tierra, atento siempre vuestro oído al rápido siroco que dice muchas cosas de una sola vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario