sábado, 27 de septiembre de 2025

Siempre me asombro / de ver crecer las flores / entre el escombro

 


IV


Le volvió a visitar en sueños Ludivina,

la niña muda que se ahogó en la alberca y que él seguía viendo caminar

entre las hierbas altas como un vapor sonoro, 

ella nunca llegó a hablarle pero sentía su dedo anestesiado 

rozando los cristales en los remansos olorosos del sanmiguel, 

su brazo siempre con la guirnalda de violetas

prendida con espinas a la piel, ni sangre ni dolor, apenas algo

de indiferencia en la mirada o un reproche por la carga

sin resolver de los misterios, él hablaba con ella o presumía

de manejar los tiempos sin la pausa diferencial de la gramática,

lo anterior sucedía en el futuro y este se anticipaba a sensaciones

que ni siquiera estaban ocurriendo, se acostaba aquí y se despertaba

en mitad del campo, con el olor agreste del hurón, las bayas

del endrino o del majueto sirviéndole de parco desayuno

antes de acudir a misa y esforzarse en los espinosos trabalenguas

que se declinaban en las clases de babel,

casi todo goteaba de los libros como de un agostado manantial

y de una brutal enciclopedia con tapa dura y pulgas muertas

entre sus páginas, que se empeñaba en repetir un génesis

sin demiurgo creador, aunque plagado de inquisición y apocalipsis,

una segunda entrada bajo los arcos de la escuela

con caras repetidas elevadas de nuevo a los altares

de una pagana devoción,

en aquel mismo lugar donde dormía la veta de cinabrio,

su veneno enfermaba a las cabras y hacía que su leche

se tiñera de rojo, como sangre.



Zona B:

Sonó la voz del genocida, con resonancias de ogro comeniños en la soledad de la asamblea de la ONU. Ese parece ser el futuro del pueblo hebreo por haber renunciado al distintivo que  diferencia al ser humano de la máquina.  ¡¡¡JUICIO AL GENOCIDA Y SU GOBIERNO!!!  ¡¡¡BOICOT AL ESTADO SIONISTA!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario