Por su cumpleaños recibió
una flauta de plata, travesera,
venía en una funda negra
con su nombre grabado en letras rojas,
aquel regalo le entusiasmó, quería irse
a tocar a la calle en pleno enero,
con nieve en los tejados y con los aleros llenos de carámbanos,
su madre le sugirió que esperara a mayo,
él pensó en las golondrinas y prometió estudiar
la partitura que su maestro había compuesto
sobre la desgracia de Tobías, el pobre ciego
que solía llegar en primavera y pedía limosna
a cambio de noticias de más allá del valle.
Zona B:
Teñid vuestras puertas con sangre del cordero para ahuyentar la muerte y esperad que el verdugo no sea daltónico. Por lo demás vuestra suerte está echada y parece que a los dioses del momento no les preocupa demasiado.