Su memoria se alarga
cuando mira a la niña ciega
palpando con los dedos sabios
los abrillantados huesos de las tabas
antes de lanzarlos al aire y esperarlos
con la fe anhelante de sus manos,
ni siquiera lee el vaticinio, simplemente juega
a abrir una ventana hacia la luz
para que las golondrinas de sus ojos
puedan volar lejos y traer de vuelta
esa manera quieta de mirar.
Zona B:
¿Renunciará alguna vez el sionismo a usar términos ambiguos y dejará de mezclar etnia, cultura y religión para que sea la historia quien sitúe a cada uno en su lugar? ¿O es que le interesa continuar explotando esa leyenda victimista del pueblo perseguido por fantasmas que él mismo ha credo?
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