Prometo no decir, no señalar,
prometo someterme a la apariencia sin preguntar detalles,
no habrá sitio donde mis ojos se detengan a olisquear,
el mundo gira y no se ve ni se detecta el movimiento,
me conformaré soñando que lo real no es verdadero
y que lo verdadero no es real, los pájaros que cantan,
lo musical del aire, las antorchas que agujerean la tiniebla,
disfrutaré la soledad en el vacío, tú ya lejos,
alzaré mi copa y brindaré por esos nombres amistosos
que aún resuenan en las estancias en penumbra,
pero no volveré a comparar mi percepción
con el espejismo que levantan las ausencias.
Zona B:
Qué fácil es para el autócrata inventar un pasaje de leyenda y sacralizarlo para justificar un objetivo abominable, como la voz de Yahvé ordenando a Josué arrasar Jericó y eliminar cualquier signo de vida que quedara en la ciudad. Netanyahu ha vuelto a perpetrarlo.
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