Subir en blanco
por esa cuesta, cualquier ruido distrae,
arriba brilla una lata abollada,
se une el sol con la miseria alegórica del aluminio,
canta -mejor, gotea- el picapinos, busca
el lado blando del amor contra el dolor agudo de cabeza,
no es bueno, o tal vez sí, ese fatigoso golpeteo
en busca de gusanos, se fabrica
una manera de mirar el mundo desde el agujero de la entrada,
cristal menudo el aire y al otro lado
el dulce moho de la oscuridad.
Zona B:
No es tolerable que todo el mundo esté pendiente de un neurótico asesino. Nos merecemos dirigentes con raíz humana, no esas alimañas sanguinarias que recorren el desierto.
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