Yo alumbro,
mantengo en alto la lámpara encendida,
tú observas,
avanzas de rodillas sobre un suelo numérico,
despojas pluma a pluma a ese gorrión menudo de la pérdida,
se escucha cada gota cayendo, cada loseta que se barre,
y se recoge con minuciosa calma la basura
que oprime la garganta del misterio,
aún no vemos nada, -¿es serpiente o bufanda?-,
lo desnudo se acaba de vestir, se pierde en el celaje vegetal
y vuelve a adoptar el disfraz de la leyenda,
no hay nada que recuerde a hueso, a cuenta de collar
o a trozo de cerámica, el corte vertical deja a la vista
una insinuante línea de ceniza,
a la vitrina llevaremos un sol ennegrecido de metacrilato
y el signo de interrogación de una fíbula torcida.
Zona B:
Vecinos de Israel, no entréis en la provocación, el gobierno genocida busca un motivo para haceros desaparecer, se siente impune y poderoso. Dejad actuar al tiempo, aunque resulte doloroso.
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