Este es el legado,
alguien dejó grabada en la madera
una proclama: ha de ser así, un pueblo en otro pueblo,
la sangre será roja aquí y allá, los cuervos
mudarán de lenguaje, nunca de color, la historia
se contará con esa música que todos conocemos,
iréis todos al monte con vuestros ganados
y rendiréis la siesta a la sombra del roble comunal,
tomaréis té de hierbas y por la noche
compartiréis la llama del candil, la leche fermentada
y el pan de harina de bellota que hace ligero el sueño del vigía
para que siga atento al bien común.
Zona B:
Israelíes: No recurráis a la leyenda, mirad hacia delante y sopesad las consecuencias que han de derivar de la actitud de vuestros gobernantes: alguien que voluntariamente abandona el país donde nació en busca de una nebulosa identidad no debe expulsar de su lugar de origen a todo un pueblo. Seréis mirados con recelo y nunca tendréis garantizada la supervivencia.
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