Debajo de esa piel hay algo
a lo que ni yo mismo pude acceder para ponerle un nombre,
pensé en ardor y, aunque la llama no le favorezca,
algo de fuego vive en él, lo intenté con distancia
y él se alejó de mí como abismándose en su instintiva soledad,
luego ideé una fórmula equidistante o neutra o transversal,
el punto en que la recta ablanda su frialdad de lanza
y se deja invadir por calenturas hasta doblarse en curva
y convertirse en elipse ovalada, circunferencia o aura
de dudoso sentido iconográfico, pero todo
permaneció en silencio, su piel nunca llegó a tocar mi piel
ni nuestros ojos coincidieron a pesar del esfuerzo postural
y del deseo de encontrar una mirada complaciente
que diera algún sentido a todo el Génesis.
Zona B:
¿Qué haréis después, cuando os hayáis quedado sin vecinos, cuando toda la tierra yerma sea vuestra, sin ley que os obligue o con leyes repetidamente transgredidas? ¿haréis un sacrificio a vuestro dios con algún animal-humano que haya quedado enredado entre las zarzas?
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