jueves, 18 de abril de 2024

Nada que añadir, salvo esa herida larga en la piel de la tierra exhibiendo restos de víctimas de guerras y de olvidos, avergonzadas de volver ante los ojos de la historia con su doble o triple derrota y sin haber podido pegar ojo durante tanto tiempo y con ganas enormes de alcanzar la paz

 



Siempre en ese orden,

el primer muerto es el que luce un color más oscuro,

el ocre canceló su hielo, su enmudecido horror,

le deslumbró el pincel que despejaba una tierra dormida

sobre los arcos de sus cuencas, tomó esa posición fetal

pensando en siglos donde arqueología y fe vinieran

con lámparas votivas a rescatar los restos de su historia,

tras él cayó el acólito, él sostenía en alto su carcaj

con las flechas a mano, era un experto silbador y daba

las órdenes por sublimación, tras mirar las entrañas de los sacrificados,

su miedo era, pues, subordinado, colocaba las caperuzas a las armas

para que no brillaran, así creaba noches en el corazón del día,

paraba el sol o hacía trampas al traducir las curvas de los mapas,

su lugar en el sur, con la mirada vuelta hacia su propio ombligo,

condenado a no ver o ver tan sólo el desastre final, las armas

destocadas, con el óxido chorreando como sangre, 

en puro deshonor para plantar batalla

a las horas de luz que ya despuntan.



Zona B:

Alguien ha descubierto que el sistema métrico decimal es antisemita. Por eso al medir la gravedad de los ataques hemos de usar otro sistema, dependiendo de si es Netanyahu el que masacra o es Irán exhibiendo sus cohetes de fogueo para contestar a la provocación. 

miércoles, 17 de abril de 2024

Se reservó esa música para dar al aire un color de combate, la cólera inocente del tambor, los ajustados golpes sobre el madero hueco de un ébano antiquísimo en nada inferior a una campana; se acudía en masa a la explanada a contemplar los tres montones de cabezas enemigas, cocos de color marrón y plumas de marabú rematando las estacas que sostenían la clemencia de las hojas de palma

 



Mujeres de barro,

llevan un cántaro en la cabeza, fluyen

por el arenal en busca de ese río, pozo, manantial,

en sus tobillos brillan las ajorcas de marfil,

rumor hondo de aljibe, consuelo de sí mismo,

tener sed y usar la vereda de los elefantes,

no es eso un animal, no es eso un árbol

pero flota en el aire, lo sostiene un remolino,

ojo al engaño gris de la distancia, a sus temblores místicos,

los pies deben estar sobre la tierra, 

los ojos asomándose a los flecos del pañuelo como oración, 

como canción profana, como rumor de arroyo 

o como profecía que va a cumplirse paso a paso.



Zona B:

Dejemos de suministrar armas a los contendientes y se acabarán las guerras. Si alguien quiere guerrear que se fabrique la honda, el arco o la cerbatana. Pero sobre todo deberá fabricarse un enemigo que le permita practicar con su demencia.

martes, 16 de abril de 2024

Así suena el diez y seis, con aire quieto, inusitado hervor en esa sombra dibujada en la acera, nada sabe abril de profecías, si él nació sin ojos, igual que los pollitos de gorrión, luego aprendió a copiar sonidos y ahora nos confunde con su arsenal de melodías grabadas en estudio

 




Subir en blanco

por esa cuesta, cualquier ruido distrae,

arriba brilla una lata abollada,

se une el sol con la miseria alegórica del aluminio,

canta -mejor, gotea- el picapinos, busca

el lado blando del amor contra el dolor agudo de cabeza,

no es bueno, o tal vez sí, ese fatigoso golpeteo

en busca de gusanos, se fabrica 

una manera de mirar el mundo desde el agujero de la entrada,

cristal menudo el aire y al otro lado 

el dulce moho de la oscuridad.



Zona B:

No es tolerable que todo el mundo esté pendiente de un neurótico asesino. Nos merecemos dirigentes con raíz humana, no esas alimañas sanguinarias que recorren el desierto.

lunes, 15 de abril de 2024

Déjame estar aquí, soportaré el calor, las moscas, y haré una cadena con las horas inmóviles, sin rechistar, igual que las estatuas de la entrada, con reverente gesto y la mirada barriendo el suelo; a nadie antes oferté una humildad tan sometida, aunque puede que esconda algún peligro

 




A un lado ya la perfección

inexacta del endecasílabo, demos paso ahora

al pie quebrado de Hefesto, la torcedura

puede caber aquí también, 

la gota que repite esclava de un caudal estrangulado

e impone su cadencia, del mismo modo

los pasos sin control del cojo suenan bien, 

el cajón sincopado que unas manos sin gracia toquetean,

un día bajaré a esperarte,

te iré observando desde lejos y estoy seguro

de que el espacio entre tus huellas

es una hermética ecuación impuesta a los lisiados

como una penitencia por pretender cumbres extremas.



Zona B:

Si nadie para el avance de las hormigas asesinas se extenderá el olor a ácido fórmico que hará el aire irrespirable. De momento ya han comenzado sus efectos paralizantes. ¿A qué esperan la UE, China, el mundo árabe, los países no alineados con el sionismo económico? Paremos esto o las consecuencias serán terribles para todos.


domingo, 14 de abril de 2024

Hay paz en las necrópolis, quedan inscripciones que convocan al amor etéreo, el odio queda fuera, o se resume en la tierra seca permitiendo que crezcan unas flores raquíticas que nada necesitan y nada de valor ofrecen, pues son recordatorio de una destrucción

 




Ahí reside la memoria,

mi cráneo se conserva aún en ese casco de hoplita,

la tierra en torno está fertilizada por los hilos de mi pensamiento,

él fue mi valor un día ya lejano, mi astucia 

se asomaba por los huecos reservados a los ojos

y hacía florecer arriba un penacho de crin teñida

con la sangre negra de los enemigos,

sin embargo ahora pienso en ellos con dolor,

les doy la mano, las falanges peladas 

de una eternidad que ya de poco sirve,

haremos juntos el camino que lleva a la quietud,

sin armas, sin razones,

los gusanos nos han comido el corazón y no nos quedan

latidos para el odio o el amor.



Zona B:

Cualquier respuesta a la destrucción planificada del gobierno genocida es castigada con la desproporción de quien se sabe impune, protegido por la ley del más fuerte. Netanyahu acabará incendiando el mundo; él nada tiene que perder.


sábado, 13 de abril de 2024

Era muy fácil mantener una creencia con aquel argumentario: dejarse ir tras una brisa con escozor de profecía, algo tan sencillo como entornar la puerta y contemplar las bolas vegetales que el viento arrastra y darles crédito por pura educación, para no desairar al aire y mantener las formas de una tranquila vecindad

 



Largos varales de castaño,

del lado norte llega el aire redentor,

hay un olor a pimentón y orégano,

la carne magra cuelga ahí para curarse,

su enfermedad era la vida

aunque no sea la muerte su remedio,

ahora toca esperar a que el milagro

viole la oscuridad del secadero

y ordene a Lázaro salir, momificada el ama

y el cuerpo sometido a transustanciación,

el pan y el vino sobre el sudario de la mesa

que Marta ya ha dispuesto,

María se alimenta contemplando este afligido bodegón,

con ella está la gracia.



Zona B:

"No permitáis que el tejón regrese a su guarida sin haber satisfecho el hambre; acabará soñando que es comida todo lo que se mueve alrededor". (Gr, 3, 2l)

viernes, 12 de abril de 2024

Se unge con linaza, ese aceite menor que eleva al pobre hasta escalones superiores; se viste con la fibra natural del lino, en la crudeza del color está la gracia, el envés arrugado, los botones de material orgánico y el hilado fino del ojal giñándole a la luna; poco cuesta vestirse de domingo si no hay víspera, si en el telar se han de cruzar trama y urdimbre para alumbrar la tela

 




Despertar con silencio,

algo no audible te susurra, tiembla en tu interior de cuarzo 

-geoda-, una voz impresa en el estuco, 

la pared presta su yeso marmolado al sueño

y el amanecer aprende a no gritar,

el sol sube despacio, el aire pende

con pereza de tela, las campanadas del reloj

quedan flotando como ladrillos temporales que no pesan,

no hay misterio, el tiempo ni pasa ni se acerca,

simplemente está, un odre para el agua,

un dibujo infantil como único camino, 

papel de plata con arrugas 

simulando ese río que es la vida

que acabará en el mar que es el morir

y que mañana repetirá su ciclo.



Zona B:

Un recurso del mal es destruir los hábitos humanos y sustituirlos por la ferocidad de los instintos: hambre, enfermedad. miedo y tortura son los instrumentos que usa el genocida Netanyahu para borrar la huella del pueblo palestino.