En el meollo del relato
quedaba el muelle comprimido entre dos hojas en blanco,
como si quisiera preservarse el borbotón de su energía
para una aparición circense
mucho más eficaz que el esperado paso de página,
los observadores de la sombra buscan siempre el botón rojo,
aunque para ello tengan que palpar una o mil veces
el grano gordo de la realidad,
sin darse cuenta de que el viento
puede hacer pasar las páginas
lo mismo hacia delante que hacia atrás.