Regreso aquí para fundirme
de nuevo con lo oscuro, a ver si logro
aislarme de la primera luz y hacerme
una idea del punto de partida
sin interruptor, sin el candil que ayuda
a fijar los perfiles encriptados,
ya no hay ángeles aquí, la hierba
creció salvaje y aventó el aroma
a religión de las parcelas cultivables,
pero algo queda siempre
de aquellos bulbos conservados
en seco como esporas resistentes
a la fragilidad de la memoria.