sábado, 13 de marzo de 2021

Perderse en la llanura

 


Se ofrece,

-o tal vez sólo se deja ver-, indiferente,

con la amistad difícil de lo quieto,

la llanura asoma

su hocico de mastín, mirando

tan dilatadamente que parece

ceder la iniciativa a quien la mira, 

husmea el aire y reconoce

la filiación de cada pájaro, 

puede adivinar las estaciones 

por la palpitación de las choperas, 

valora por su voltaje a las tormentas

y administra el fulgor de cada rayo

para mostrar imágenes fugaces

de su alma oscura y su pasiva condición.

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