Destinado a esos
que tienen piel con vello de cristal,
y a los que respiran un chorro de burbujas,
también a todos esos de color azul
que pudieran ser hijos de picasso
por su perfil incómodo y su garganta
de guitarrista en ángulo mortal,
no sé qué esperáis de mí,
yo nada espero de vosotros,
salvo el silencio de los atrapados
en el ascensor minúsculo de una casa
diseccionada de muñecas.
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