Cuando la tinta se convierte en río
de pensamiento y multiplica
con misericordia narrativa
cualquier esfuerzo por contarlo todo
se activa el paladar de los sentidos
conjurados
en una minuciosa observación,
es como si saltara al escenario
la comedia inédita del mundo,
y cualquiera
pudiera regresar al paraíso y deslizarse
como un gusano hasta el oculto
corazón de la manzana.
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