Hoy la mirada se sorprende
con la respiración pausada de los árboles
que empiezan a teñir de verde su pereza,
pero hay algo ahí que no aparece
en el inventario del invierno:
una presencia se antepone
al ritmo de las flores, va delante del color
y como pájaro se esconde
para cebar el hambre de sus crías,
quedará ese bordoneo
sin traducir sobre el paisaje.
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