martes, 30 de junio de 2020

Lo que roza el aire






El aire 
imperfecto llega a la ventana,
cuelga a tiras del balcón
sin ser aroma de jazmín 
ni guirnalda sonora
de buganvilia,

pero esa es su misión, 
abajo
están los ojos contemplando
el hueco transparente y el sonido
que nadie alcanza a vez.

      (Texto y fotografía, A. Díez)

lunes, 29 de junio de 2020

Yunque




Acudí al brezal después de que las máquinas abrieran aquellas hondas desgarraduras.
En ellas reforestaron la indiferencia forastera del pino y del aucalipto, dejando al aire como cadáveres profanados los corazones rojizos del brezo paisano.
Cargué con alguno de ellos, los llevé a casa y me dediqué a contemplarlos durante horas, días incluso, buscando sólo comprender.
Durante la noche oí una voz, o me lo pareció. Busca dentro.
Y esto es lo que hallé, un yunque donde el viento acude cada día a templar su desarraigo.

Y aun quedaban otras muchas cosas que mirar.

(Talla en madera de brezo.  A. Díez)


domingo, 28 de junio de 2020

El mármol que te mira




Tras años de navegación 
en un mar de pereza duele
la voz de tierra, aunque la grite
un coro de sirenas,

los ojos turbios de quimeras,
los labios ásperos de sal
y los recuerdos aferrados
a un azar tan trucado
que se hace trampas a sí mismo,

Ítaca te mira desde el fondo
de sus ojos de estatua, recordando
que toda piedra busca sin remedio
volver al bloque original.

sábado, 27 de junio de 2020

La última tesela




A falta de otros signos
este silencio rompe el vidrio
de la perplejidad: ahí sigue
el pensamiento libre
para que las cosas hallen
su lugar en el puzzle,

por encima la música
que no obedece a partitura.


viernes, 26 de junio de 2020

El signo torpe




Me avergüenza el signo torpe,
la desgarradura que no ofrece
ventanal o alternativa,

los libros dicen
que se nace en un orden natural
y se crece
en apresurados trances
de abuso y desmesura,

de ahí que la torpeza
llegue a parecer la voz de dios
dictando cánones absurdos,

contra esto no hay aguja:
o desnudez o harapo
cuando los límites se borran.

jueves, 25 de junio de 2020

Atreverse




Párate en esa sombra
y descorre la cortina
del sol, con ese gesto
devolverás al frío su valor
y descubrirás que nada
es tan real como el atrevimiento.

miércoles, 24 de junio de 2020

Medio bulto


            Desde el tren se perciben como ese románico primitivo 
            que toma el sol al amparo del tapial en los pueblos vacíos del invierno.


Fue la desmemoria acaso
quien adosó a pared estos relieves 
no demasiado vivos, aunque atentos
a la tozudez reptante de las horas,

enmudecidos viejos que mantienen
su simetría de ajedrez,
alzando su quietud hasta los límites
del tiempo, 
                       rememoran
la lejanía del calor y mueven
la noria gigantesca de sus días 
sin conseguir que el agua
alcance el cambio de nivel.

martes, 23 de junio de 2020

La pugna con Apolo





En los días húmedos de junio
cortaba varas de salguera 
y golpeando suavemente
con el mango de mi navaja
lograba despegar la piel
para fabricar con ella
las flautas pastoriles
que hacían dar más leche
a mis cabras enanas.

lunes, 22 de junio de 2020

Restos murales en Pompeya




Queda ahí el testimonio
burlón, aunque no exento
de calor, del fauno
empeñado en recordar los tonos
más arriesgados de su flauta,

la lava duerme
entre las ortigas blancas
disfrazadas de colio dominguero,
mira, le dice, por ahí
pasó el arroyo que no dejaba
humedad en las piedras,

su única presencia es la memoria
del sudor, la apresurada huida
que nos hace jadear hoy a nosotros
aunque reposemos a la sombra.


domingo, 21 de junio de 2020

El amor que Sayén ha dibujado




Una flecha atravesando
limpiamente un corazón, sólo
tiene dos años, usa el rojo
como el virote de un soldado
de plomo, a la espera del molde
que acoja su boceto derretido,

todo así, sin música, con gran despliegue
de materia, en relieve esculpe
su anegado estado de ánimo:
todo emblema
debe estar en sí mismo, suficiente 
como diosa en crisálida,

que se inunde
de enamorada sangre la laguna
donde eros chapotea, tan redondo. 

sábado, 20 de junio de 2020

Podar la rama de comparativas




No escribo esto como
una forma de amor al semejante,
todo lo igual enferma en mí,
se pone mohoso y blando como
los melocotones amarillos,

miro hacia arriba como
los gorriones cuando beben,
nadie se fía de la sed 
y el hambre de los otros como
dios no se fía de sus pares,

dicen su sortilegio como
si pasaran el rosario
de una larga religión entre los dedos
de sus budas lampiños,

recordando cómo
se multiplicaban los milagros
en los brazos impares de vishnú.


viernes, 19 de junio de 2020

Al otro lado del cristal




Contra el frío
ese vidrio blindado
con que Hopper dejó la soledad
temblando a nuestro lado,

el invierno baja del cielo 
y tiñe de azul el monte blanco,

qué añoranza del ruido,
la charla del intrépito gorrión
que persigue los brillos de la escarcha
como si fueran migas
de algún pan legendario,

pero todo ocurre
al otro lado del cristal,
y sin palabras.

jueves, 18 de junio de 2020

Para llegar a ser




Para llegar a ser
basta la contemplación, 
testar el vuelo de las cosas 
ocupando espacio
como la flor ocupa los espinos
en el altivo abril,

después la connivencia con los nombres 
que han de subyugarlas,

la suma
de pensamientos va dejando
celdillas adecuadas 
a cada ser nombrado
y en ellas, esas pálidas larvas
irán cuajando el bordoneo
de los futuros vuelos.

miércoles, 17 de junio de 2020

Sílabas





La sílaba
huyendo siempre
en esa extraña dirección 
de las dinastías sucesorias,

busca
el encaje sin ruido 
con que la pieza alcanza
su función,
igual que un lázaro nocturno
alargando la mano 
hacia el milagro de la luz,

en ella está el exilio.


martes, 16 de junio de 2020

Del reflujo lunar




En toda flotación hay una isla
temblando, que siempre negará
esa manera de abrazar
cambiante y sucesiva
que adopta el agua, 

todo lo elástico pervive
por la adaptabilidad de sus afectos:
amor sobrevenido, bienquerencia
empujada por una pleamar
con maneras torpes de cangrejo
y el último recurso
de la resaca que le deja
en península breve mientras hace
la digestiva siesta.

Lejos suena
una campana opaca
y el mar parece girar en torno.

lunes, 15 de junio de 2020

Sobrevuelan grajillas




Esa almena triste, se pregunta
qué sangre anima de carmín 
al caído horizonte, (los abrojos
de la memoria aportan
más dolor que información),

busca 
un vocablo mestizo para
reconducir tanta maleza
de linajes sembrados al vaivén
bajo el escombro y sólo le responde
el gruñido de una concurrencia
que ya no está,
la familiar ortiga que blasona
el honor del estiércol.

domingo, 14 de junio de 2020

Gran angular




Al constructor de globos
le entristeció dejar en tierra
tanto dolor, él ya sabía 
que arriba únicamente lo par llegaba, 
lo que por oposición gravita, 
el improbable lastre de los ojos
que al mirar reflejan lo mirado,
lo gemelo del frío y del calor,
y, así, hasta llegar al plomo,

(su tristeza bisagra no repara
en el efecto mariposa
de las alas ociosas),

mientras abajo todo 
se alarga por el horizonte,
todo 
mana paralelo a base
partido por altura, innumerable 
añico de la unidad 
que viaja en la barquilla.

sábado, 13 de junio de 2020

Dolor llegando a puerto




Ausente carabela, dime
lo que esperas hallar al otro lado
del círculo vacío,
peces redondos suben
como burbujas a decirte
adiós y dejan
su idioma confundido
con el arrastre
de las olas de playa,

lejos 
un mundo nuevo espera
sobrevivir a tu enfermiza traducción, 
(dolor llegando a puerto
entre espumas
y desazón de desperdicio).

viernes, 12 de junio de 2020

Tres pasos frente al milagro



1
Estaba allí, dominador,
pacífico, no daba
señal de vida, salvo por
su reflejo entrecruzado por añiles
en las lenguas de agua
que la lluvia dejaba en el camino,
2
lo que daría yo por pasar hoja
y continuar abriendo cauce al río
torrencial que asomaba
sus ojos prisioneros tras la cárcel
de un código de barras,
3
no, no quiero que se borre
esa religión de infancia que brotaba
de las piedras de agosto, dudo
que vuelva a sentir sed tan placentera
como la del ángelus al llegar a casa
tras el sudor redondo de la trilla.

jueves, 11 de junio de 2020

Alta costura




Arma tu arco, sutil
brisa de los sauces, nada
de canción o requiebro, que eso
ya lo usó sin éxito el otoño:
barrió los oros y dejó
desnudos a los árboles,

usa el jabón, su trazo
apenas hilvanado digno
de balaustrada cenital a la que asoma
su anatomía el maniquí,

ahora
es tiempo de apuntar, el cielo
se ha vestido de diana y sueña
con convertirse en acerico.

miércoles, 10 de junio de 2020

Lo que ahí se refleja




Sabe que ha de hablar
pero no lo que dirá,
sus palabras
volarán como piedras 
sobre la alberca silenciosa
y lo invisible 
tirará del ovillo, dando al hilo 
ese circular asombro que se asoma
a los ojos de las ranas.

La barbuda y larga spirogyra.

martes, 9 de junio de 2020

Usos del buen mercado




Mercado humilde 
de las palabras,
comprar en cobre,
vender en plata,
usar monedas 
jamás guardadas
en faltriquera,
tan desgastadas
que hasta la efigie
tengan borrada,

no tener techo 
ni gobernanza,
gozarlo todo
sin tener nada.

lunes, 8 de junio de 2020

Bajo el roble doméstico




La soledad ayuda
a disolver la espuma negra
del vaivén colectivo, bate 
a la puerta el sol, se cuela
a lanzadas quirúrgicas
contra el ofensivo septum de la sombra,

luego
saldrá a pasear la calma, 
bajo el roble doméstico 
tenderá su esterilla 
y una columna de humo 
se alzará sobre el escombro de las horas
señalando el lugar donde la muchedumbre
podrá despabilar sus lamparillas.

domingo, 7 de junio de 2020

Ese verde tan antiguo



Qué pasos dar
para que lo inútil tenga
un lugar sin tributo en la vitrina,

mira
ese metal verdoso 
que ni siquiera es hoja de laurel
de olímpica corona,
ni alada fíbula que finja
un fruncido de arruga desde el hombro,

todo regresa a tierra cuando lees
en el cartel: silvanus utilis,
adorno para sátiros, 
que por pudor iban desnudos.

sábado, 6 de junio de 2020

Con el eclipse




En aquella casa
la magia abría la ventana para dar paso al sol,

ollas, pucheros y el hervor de las miradas anhelantes
se congregaban en la mesa a la hora del ángelus,
la manos
como cálices, rozando las bajeras de dios,
siempre a la espera del truco meridiano,

tímido aplauso de las hojas al final del número
y el gran libro
entornando los ojos con un guiño
de rubor complaciente,

y aunque reinaba aún la oscuridad
nunca el sol tuvo tantos
motivos para seguir oculto.

viernes, 5 de junio de 2020

Los adornos inútiles





Huyendo de esa 
dualidad entre belleza y biología 
la rosa se define como color exento,
coto cerrado a plaga de pulgón
y a menudeo de tijeras
de jardinero victoriano,

tratará de competir 
con el reflejo de la cal del muro,
proyectando una sombra
sin matices ni aromas, suficiente
para desalentar a los insectos
que buscaban un mínimo alimento
y han de echar mano de la fe
para aplacar su hambre,

mientras tanto
el concurso austero del rosal silvestre
quedará como emblema familiar
de una estirpe que ha venido a menos.

jueves, 4 de junio de 2020

Armas sin valor




Atiza ahora ese silencio
del batallar en frentes
de fugaz estandarte: la guerra
se nos fue de las manos y se deshizo 
en bandas campesinas, 

nada
como el vagabundeo tras un trazo
de color, de una palabra rescatada
de la tierra, de algún rastro
de pieza herida o de una cueva
donde almacenar dolor,

atiza ahora esa palabra 
con cencellada de rocío,
que no se asuste el fuego,
dale
color, calor y combustible
para aguantar la noche.

miércoles, 3 de junio de 2020

La venganza




El viento no se ha portado bien,
me ha tenido esperando todo el día
y no ha querido darme
las buenas noches cuando todo 
el calor del verano 
se abalanzaba sobre mí,

por si hoy quisiera repetirlo
esta es mi venganza: 
le he dejado en la ventana
un vaso helado de cerveza.

martes, 2 de junio de 2020

que todo a mar nos lleva




Pisar la uva y esperar 
el alma inaugural del vino, 
un ruido de interior elevando conjuro, 
fermentando con brevedad 
sabiduría y tiempo: sólo
de lago prisionero nace el mar,

que de nada 
sirve la plata comercial 
en el vocerío de la lonja,
el pez ha de estar vivo
y el ruido de la ola 
se ha de escuchar sin merma
para que suene el mar,

que todo
a mar nos lleva,
la barca campesina 
no busca puerto, sino mar.

lunes, 1 de junio de 2020

Como tapón huido de botella




Lo puedes ver ahí
distinguido y marcado
por su almita de almidón
hasta que das un toque 
-toc toc- sobre las baldosas
endomingadas por la luz rasante,

qué bien sentirse dios con ese
polvillo de poder que sirve
para dorar lo viejo,

o, empezar de cero, zas, mandarlo todo
a mendigar adolescencia
en el perpetuo griterío del patio colegial, 
                             
volverlo todo
de un revés genuino hasta que alcance
el equilibrio de la incredulidad,

como tapón huido de botella.