viernes, 31 de marzo de 2017

Miedo al misterio

Debes volver atrás, no regresar, volver con la mirada y apurar el sentido de los paralelismos. Los ojos no deciden lo que ven, tú debes decidir en qué miradas hay reflejos de lo anterior, las dos orillas de lo paralelo, el molde y el modelo, el pensamiento y el deseo, el sueño y la vigilia. La balanza o el péndulo que sólo aspiran a acercarse a lo real sin suplantarlo ni cubrirlo con ropajes de teatro. Debes pensar en ello o dejar que esa idea se pasee por tus dominios sin ningún impedimento. Nada de preguntas, y miradas las justas para que todos sus perfiles se te abran sin violencia: por qué esa población tan abundante viniendo a ti que amas sobre todo la soledad, por qué esa construcción tan racional  enfrentada a tus maneras impulsivas, lo estable haciéndole de espejo al nómada, dando una réplica imposible al furtivismo como único recurso.
Y también, por qué no, un pensamiento para el hormiguero, la tormenta, las espada. Qué es eso que queda ahí, o qué pretende ¿es un mensaje, una burla a la contrición de los pusilánimes, un cómic tridimensional para divertimento de poderosos sin ocupación?
A veces, cuando paso por allí y vuelvo la vista, me entran ganas de reír, pero acabo furioso por los cuitados que tiemblan de miedo y huyen de espaldas para no despertar las iras de misterio.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Lo que finge la verdad

A estas alturas y todavía me cuesta conciliar el sueño. Cuento los días como ofensas y no sé dónde encontrar reparo a este desaliento. Las fuerzas no me faltan, ni los impulsos, pero progreso sin estorbo y eso convierte mis urgencias en preguntas que ni me planteo contestar. Camino con tanta decisión como desconocimiento de un destino y no admito vallas o fronteras poniendo fin a la anarquía de mis jornadas. Ni sol ni sombra ni lluvia o vendaval se oponen a esta naturaleza sin raíz que me sostiene.
Y que nadie tuerza el gesto a mi llegada pensando en el embuste de la maldición. La tierra sigue dando frutos y ningún terreno se agostó porque su dueño me diera cobijo alguna noche. Por menos he sacado mi cuchillo, y aunque nunca llegué a usarlo contra gente, luego he de arrepentirme por el pavor que eso provoca, más incluso cuando se propaga entre los pobladores y va cargándose de añadidos que nunca sucedieron.
No hay peor maldición que la leyenda, que tus propios iguales desconozcan y no quieran conocer la realidad. Así las cosas, siempre surgirá alguien interesado en que lo desconocido sea interpretado en una dirección, en vez de entenderlo llanamente como sucedió, sin maldades villanas ni heroísmos, porque la vida rara vez llega a esos extremos, salvo que alguien o algo le salga el paso con ímpetu enemigo. Y eso a nadie se lo admito, por más alardes que haga de poder.

domingo, 26 de marzo de 2017

Esas mujeres

Ahora llegan esas bondadosas mujeres que de todo ofrecen una nueva versión. Hablan de lo que el viento trae de lejos, como si lejos fuera sólo aquel recinto del que yo les hablé para que dejaran de inventar historias ocurrentes. Les miro con simpatía, aunque, al parecer, mis ojos siguen causándoles una inquietud que no saben disimular. Les traiciona ese cruce de miradas, esas manos inquietas que parecen hablar para sordomudos. A cada palabra mía gesticulan y ante mis silencios se echan a llorar con más teatro que motivos. Les digo buenas noches, pero no se van. Les lleno las talegas del grano que acabo de aventar y lo reciben con ojos muy abiertos, como si nunca hubieran visto el fruto de la espiga. Sé que luego lo queman en la piedra de las afueras del lugar, danzando en torno como les dije que danzaban los guardianes del primitivo oasis.
Dicen que todo aquello son leyendas y quieren que les organice una caravana para mirar desde la loma de los truenos qué hay de real de todo lo contado.

viernes, 24 de marzo de 2017

Una nueva era

Luego nos dijo algo incomprensible o que nadie supo interpretar de modo justo. Dijo: ahora hemos de inventarlo todo, usaremos una nueva manera de mirar no lastrada con las deudas del pasado. Y sólo aceptaremos como nuestras las cargas de los días, no las del recuerdo.
Después desapareció.
Algunos dicen que le siguen viendo rondando sus antiguas posesiones en el campo, reforzando empalizadas, fijando estacas de memoria, como si quisiera acreditar un territorio autónomo que nada deba al modelo heredado del Jardín. Y algo de verdad puede haber en ello, pues los niños, que nada de esto saben, juegan con lascas de pizarra grabadas con signos extraños, aunque traducibles a nuestras actuales circunstancias. Dicen que las recogen en las cercas del fundo principal, al que ningún adulto accede por respeto a él. Ojalá un día podamos juntarlas todas y entender ese mensaje. Sería el comienzo de una nueva era.

lunes, 20 de marzo de 2017

De credos y consignas

¿Quién propaló la falacia del robo de la manzana? ¿Alguien pensó en la incongruencia de llamar robo a la respuesta a ese control remoto que gobierna la gula o el capricho? Y ¿qué necesidad había de extender el chascarrillo en un territorio acrítico, donde las opiniones no prosperan y sólo las consignas se hacen hueco en el lerdo magín de los pobladores?
"El árbol esculpido no se toca, el árbol permanente sólo puede ser mirado en el reflejo del estanque, no hay que acercarse al árbol que habla, no hay que respirar de su perfume, no se podrá pensar en él conscientemente, a lo sumo soñar y recibir en sueños su logos inefable."
De esta manera irán presentándonos después los mitos del vellocino, del fuego de Prometeo, de la mirada atrás de la mujer de Lot o de la imponderable caja de Pandora. Un atropellado modo de mezclar risa con rabia para desorientar a timoratos y dejar sin voluntad a los no afectos.
Dales hambre y delicias sin cuento para saciarla, pero deja siempre vivo el gusano de una provocadora prohibición. Con ello lograrás gente perpleja y, por supuesto, una turba infinita de secuaces que dictará en tu nombre un intrincado reglamento en el que la prohibición será la norma, la perplejidad el cebo y la infracción la manera sutil de someter a los continuos infractores.

domingo, 19 de marzo de 2017

Merkajardín

A lo lejos se percibe aún el polvo que levanta su atropellado caminar. Va sin rumbo fijo, aunque pretenda demostrar a quien le azuza lejos del refugio que conoce el camino y que se aleja voluntariamente de la única zona donde la vida es sostenible. Él no huye. Nunca le dará la espalda, Irá hacia el este, por llevar la contraria al que decidió el curso del río, como despreciando la ancestral sabiduría que traza los caminos pensando en los oasis. Igual que a un asesino le han marcado la frente con almagre para simbolizar la sangre acusadora que ni siquiera ha vertido, se ha limitado a derribar a un lacayo con un golpe certero, de especialista  en alimañas merodeadoras del terreno de labor. Con eso no se mata a nadie, va pensando, y la mancha que simularon en el suelo es una torpe  imitación del ocre con que se embadurna a los muertos antes de enterrarlos para ayudar a momificar las partes blandas.
Mientras se aleja piensa en la familia. ¿Hermanos? No conoce más que a dos, y al que dicen que ha matado nunca antes lo había visto. Pero es lo que hay y ahora debe alejarse lo suficiente para que los sicarios no descubran su escondite y pueda levantar de nuevo sus sembrados. Volverá a sembrar la duda entre los habitantes del jardín y la tentación de las escapadas nocturnas para comprarle sus productos será una nueva demostración del fracaso de los monopolios.

sábado, 18 de marzo de 2017

La fábula oscura

Ocurrió de repente, sin darme cuenta a medida que avanzaba en el bosque me vi rodeado por hormigas. Eran cientos, miles, millones y parecían crecer por partenogénesis, a la manera de las células autónomas en un organismo enfermo. Todo el verdor a la vista se tornó grisáceo, luego terroso, después marrón, hasta acabar en negro, atacado por un ejército circular a la busca furiosa de alimento. El suelo parecía temblar con un silencio audible y el olfato se encargaba de trasmitir unas ciegas alarmas activadas por el miedo. ¿Huele así la muerte o sólo es alta concentración de ácido fórmico? Busqué la ayuda de alguien cercano y no había nadie por allí. Intenté gritar y la voz no funcionaba, como si el olor espeso que lastraba el aire impidiese la propagación de los sonidos. En poco tiempo todo el suelo alrededor se transformó en un hervor hostil y, como recurso defensivo, se me ocurrió trazar un círculo en la arena en cuyo centro me situé, un foso de mínimo relieve que, sin embargo, pareció contener el avance de aquella oscura amenaza.
 Los siguientes minutos los pasé viendo cómo un cerco de inquietas mandíbulas y antenas iba formando pared en torno a mí. E imaginé futuros, hambres crecientes, recursos menguantes, guerras de troje e intendencia, soledades globales puestas en cuestión por el autismo tecnodigital, como si de otro denostado cambio climático se tratase.
No sé si ya han pasado esos minutos.

viernes, 17 de marzo de 2017

El acertijo

Lo lejano improbable, lo arriesgado por difícil de encajar, lo incomprensible, lo impronunciable hasta para los diccionarios con tapa de marfil, cuantas cosas enfrentadas a nosotros que ni luchamos por usurparles el lugar, que pasamos a distancia sin apenas fijar un momento la mirada.
La guerra está debajo de cualquier pensamiento, como si nos estorbara tanta vida alrededor. Y hasta la paz acaba convirtiéndose en una forma de violencia sin fronteras capaz de nublarnos el sentido de rebaño necesitado de defensa comunal.
Lo solo ofende y lo gregario asusta. ¿Qué nos queda? ¿El perfil? ¿Negar el miedo a nuestra espalda?
Dudemos, pues, del vocerío de la especie. Permanezcamos vigilantes los unos de los otros, como si de nuevo Hobbes volviera para proponer un acertijo.

jueves, 16 de marzo de 2017

Cera dócil

Estábamos todos dentro, en aquella penumbra espesa que la ignorancia iba haciendo cada día más pesada. No había nada de qué hablar y los contactos con el exterior se habían ido desenganchando hasta quedar en el silencio de ahora. Y mira que es difícil enfrentar la vecindad de quien evita tus ojos y te niega su palabra porque está convencido de que ya nada importante es compartido.
Dentro de poco nos quedaremos ciegos, Acaso también la voz se nos atrofie, y el movimiento, o la costumbre de pensar cosas distintas de las que nos fueron señaladas como columna de la vida. Total para qué esos sentidos holgazanes, o para qué el futuro, si ya todo está impreso en nuestra tablilla de cera dócil,
Cerremos puertas y ventanas, aunque, por si caso, podremos seguir dejando en el dintel una mínima candela para orientar a un posible, aunque poco probable, visitante.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Cansancio

He amontonado en un rincón los pensamientos ya desenhebrados de la actual realidad. A veces se hace necesario zarandear al árbol para que las hojas muertas se sacudan el cansancio sin trasmitirlo al corazón de la madera, simplemente dejándose caer. Luego hay que quemarlas, pero el cansancio es un pobre combustible que a lo sumo consigue emborronar los horizontes con humos excesivos, sin producir el calor suficiente para la transformación completa del escombro.
Que nadie piense ya que la facultad de pensar  nos eleva de forma salvadora. Antes tiene que ser puesto en cuestión aquello que formula para que la duda pueda servirle de puntal en cualquier situación definitoria.
No es bueno plantar estacas. Estas nunca se convertirán en árboles por más que se las riegue.

sábado, 11 de marzo de 2017

saludo

Discurrir por el cauce para evitar las avenidas, pero huyendo del encauzamiento, no destrozar a nuestro paso y ver con simpatía crítica lo que construyen los demás. En eso podría resumirse la
actitud sabiamente dudosa de quien se conforma con el espectáculo del mundo, tal como lo expresa
el lúcido y socarrón sofisma de Saramago, citando a Pessoa.
Dedico mis ocios a escribir y a leer. Me divierte y me consuela, porque de ello no obtengo ningún provecho palpable, lo cual me ayuda a sentirme limpio de ambición en la construcción de mi personal cosmogonía.
Amanece el primer día.

El cielo está detrás
de cada cosa
como tic paisajístico,
detrás y por encima
de la ilusión del horizonte, sube
en su carroza a dios, esconde
su verdadera condición
como pactando con él un breve engaño:
de aquí al final del tiempo iluminado
todo relumbra, cumplidor, tan dócil
en su papel de farsa noble, siempre
dispuesto a reflejar esa parodia
que algunos llaman creación.


viernes, 10 de marzo de 2017

Día quinto

Día quinto: la parte seca de la vida mira interesada a sus orillas húmedas y aéreas, En una viven los sonidos libres, jerga intrincada de significados y duración inagotables porque nace de la necesidad instantánea e instantáneamente se renueva para definir tanto lo efímero como lo duradero. En la otra
el silencio traza elipses en torno al embrión que garantiza la continuidad, la vida amniótica capaz de
asegurar un futuro circular y creíble. Y los que estamos en la parte seca ¿vemos también eso

La espada

El cerco iba estrechándose en torno a aquella especie de rumor de enjambre que salía del montículo de tierra. No eran seres corporales, sino presencias esforzadas en busca de respuesta. En realidad buscaban restablecer el equilibrio, puesto que el rumor iba en aumento y, de seguir creciendo, amenazaba con romper el armonioso balanceo  del silencio en el lugar. Habían cesado los trinos de los pájaros y los demás sonidos naturales parecían haber cedido a la escucha.
De repente, sin nube precursora, ni viento en ristre, llovió sobre la terrosa joroba del termitero una furia de chispas y metal, levantando una nube de polvo colorado.
Larga pausa con silencio. Visión borrosa todavía.
Mucho más tarde pudo verse con nitidez una espada gigantesca clavada en el corazón del promontorio. Los pájaros volvieron a cantar y al menos el ruido del arroyo volvió a oírse.

jueves, 9 de marzo de 2017

Aquellos naipes

Llamando a tantas puertas sólo halle despojamiento, era cada vez más jamba que batiente, más exterior que hospedado. No hay queja por ello, pues le debo mi ligereza y mi disponibilidad. En uno de aquellos zaguanes quedaron mis armas, ni empeñadas ni olvidadas, sólo recostadas en la pared como si descansaran de tantas imágenes violentas. Aún hoy, tan lejos, las recuerdo, competidoras ambiciosas de otras más ilustres asesinas, aunque ya sin una voluntad que las impulse. Ahora dudan
entre la abyección del crimen y la herrumbre de la inactividad, cualquier cosa con tal de seguir señalando su presencia con una huella roja.
Esto es un comentario que oí sobre Ricardo, el tercero a la derecha, siglos más tarde de que fuera pronunciado.

martes, 7 de marzo de 2017

Un día más

Un día más, un día cualquiera en el que nada ocurre, salvo la fluctuación de la luz. Las mañanas se inician con niebla iluminada, luego el sol prevalece y acaba levantando la cortina para que el tono de la horas sea más maduro y prometedor. En ese tiempo quieto del día promediado se nos permite hacer o pensar al menos. Luego vendrán los tintes incendiados de la tarde para que toda la producción fallida de la jornada pueda ser acompañada con honores de pira hacia una renovada disponibilidad, Que todo arda transformándose y volviendo a integrarse en el ciclo diario de la vida. Lo que se niegue a arder que permanezca en su forma primitiva. Podría ser una manera de decirnos que nuestra aportación al espectáculo comienza a dar sus frutos.