domingo, 26 de marzo de 2017

Esas mujeres

Ahora llegan esas bondadosas mujeres que de todo ofrecen una nueva versión. Hablan de lo que el viento trae de lejos, como si lejos fuera sólo aquel recinto del que yo les hablé para que dejaran de inventar historias ocurrentes. Les miro con simpatía, aunque, al parecer, mis ojos siguen causándoles una inquietud que no saben disimular. Les traiciona ese cruce de miradas, esas manos inquietas que parecen hablar para sordomudos. A cada palabra mía gesticulan y ante mis silencios se echan a llorar con más teatro que motivos. Les digo buenas noches, pero no se van. Les lleno las talegas del grano que acabo de aventar y lo reciben con ojos muy abiertos, como si nunca hubieran visto el fruto de la espiga. Sé que luego lo queman en la piedra de las afueras del lugar, danzando en torno como les dije que danzaban los guardianes del primitivo oasis.
Dicen que todo aquello son leyendas y quieren que les organice una caravana para mirar desde la loma de los truenos qué hay de real de todo lo contado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario