Probablemente si este campo yermo
fuera arado de nuevo nos daría
una excelente y singular cosecha
de marfileños huesos,
desde tiempos de la romanidad e incluso
desde más allá de la barbarie se ha dejado
de cultivar esta primicia
emparentada con la quijada de asno
que usó caín para ganarse
el respeto de humanos y de dioses.
probablemente si este campo
fuera aspergeado con hisopo
y bendecido con estrofas perfumadas de incienso
se alzaría una cosecha de almas
anónimas y grises que acudirían al registro
a preguntar por sus orígenes
que el tiempo y la penuria
han ido diluyendo sin piedad,
probablemente se haya muerto
nuestra agricultura milenaria.