Alguien amasa el barro,
el barro no es lo que parece
cuando la mano lo ha amasado
ni el barro en sí es el producto
final del amasado, qué dolor
podrá asomarse a él cuando le cambian
de forma y de intención,
con qué nombre nombrarlo
una vez sometido a la tortura,
arcilla sacrificada en sacrificio
entre dedos ansiosos, y qué forma
provisional adjudicarle
mientras el aire lo bendice
con un endurecido corazón.
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