Qué se espera de ti,
qué insatisfecho brillo nos ocultas,
acaso esa palabra de monacal austeridad
que no se atreve, o esa mirada que se esconde
como un mirlo en el agua, sin mojarse,
como se decía de aquel rayo de sol
que atraviesa el cristal sin romperlo y sin mancharlo,
estás fuera de foco, fuera de ti como si fueras
un simple reflejo y no quisieras recuperar tu cuerpo
o no supieras dónde lo dejaste anoche
cuando decidiste dar por terminado
un capítulo más de esta novela.
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