Hasta mí llega
el zumbido de la fauna voladora
y diminuta que puebla de color
los campos sin segar, las flores
se intercambian con las mariposas
azules, alas verdes irisadas
de escarabajo ceremonial compiten
con el roce del viento y los abejorros
recuerdan en sordina al bordoneo
de aviones roturando el azul con rayas blancas,
simple es la fuente y el abrevadero
de pájaros y avispas o la trasparencia
emplomada de las alas
del caballito del diablo armando corazón
con su pareja enamorada,
lejos de la amenaza arquitectónica
de la tela de araña,
qué dios tan ciego pudo pensar un paraíso
para seres humanos solamente.
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