domingo, 31 de diciembre de 2023

Llegará este mal año más que allá de la frontera de diciembre, será esta realidad más duradera que lo que asegura la estadística, completará su ciclo esta mutación que estuvo en pausa y ahora parece acelerarse, o tomaremos la cicuta como Sócrates para no asistir a la llegada de males aún mayores?

 




No estaría mal que ahora

volviéramos la espalda y camináramos despacio

hacia la telaraña del pasado,

qué más da? el vuelo de la campana del reloj,

las uvas, el veneno dorado del champán

para desear un tétrico desierto y malestar climatológico?

o brindar a ciegas y pronunciar por lo bajini

un maleficio abierto a actualizaciones digitales

con una pizca de estupidez artificial,

-la otra ya vive con nosotros-,

algo siniestro como el afán del corazón, el lado izquierdo

cambiado de lugar, lanzado al mar

en busca de argumentos para continuar viviendo,

yo dejo mis sandalias en la playa,

caminaré sobre las olas

y al llegar a la otra orilla del Mediterráneo

romperé el candado de la aduana

antes de caer agujereado por un millón de balas,

qué despilfarro militar para un solitario desplazado.


sábado, 30 de diciembre de 2023

Gaza se desangra mientras algún vampiro se alimenta

 




Ayer quise coser tu corazón

con el hilo viscoso de una tela de araña, 

no tenía hilo quirúrgico, ni agua estéril,

ni morfina o metáforas 

para anestesiar tanto dolor como manaba

de tus carnes abiertas,

no pude darte de beber ni poner sobre tu frente

un paño humedecido con agua del Jordán,

ellos usan el agua para regar un odio cultivado 

en los invernaderos del infierno,

hoy he querido incorporarte en tu camilla mancillada

para enseñarte el sol de un nuevo día,

pero encontré tus ojos ya cerrados

y la esperanza ensombrecida bajo el polvo

de esta prisión sin rejas.


viernes, 29 de diciembre de 2023

Se quedó sin cuerda aquel reloj de la campaña, tras la batalla se encendía un fuego sacrificial y se quemaban plantas medicinales para aliviar dolores a los que esperaban sepultura o fuego; el dolor apenas se escuchaba salvo en la parquedad de la memoria que no dejaba hueco hacia el pasado; mañana, con la misma niebla, con iguales enemigos y similares armas se daría un paso más; a nadie se le confiaban los secretos miedos y era tenido por cobarde quien exponía la estrategia sin gritos y sonoras risatadas

 




Tengo aún los ojos

en ese memorial, algunas veces

el fósforo dormido prevalece sobre la oscuridad.

se puede ver un verbo, siempre el mismo,

escrito en la portada del cuaderno

dentro de un círculo de hojas de laurel,

un profesor me preguntó por aquel símbolo

y me obligó a ofrecerle una completa traducción.

lacessit,

una singularidad indicativa y solitaria,

no hay daño en el futuro, sólo algunas cicatrices

endurecidas y alejadas del alboroto de la sangre,

yo recordé un pasaje liminar de bello gallico

escrito en la corteza de abedul

bajo el que César se sentaba a descansar tras la batalla,

sus sueños alejándose con el rumor del agua

pero en la cera blanda persistía 

aquel verbo coronado de helechos verdes

con gotas de sangre forastera

que yo traduje así: nadie en mi casa me hizo daño.


jueves, 28 de diciembre de 2023

Había estado allí penando culpas de las generaciones anteriores, sufriendo el frío del alejamiento y el lento aprendizaje del bibliotecario que ha de comenzar imaginando el libro en blanco, luego escribirlo, más tarde iluminarlo y al final someterlo a la resabiada aceptación de la experiencia, que sólo al tacto y sin recetas se ha aventurado en ese inhóspito abrojal donde, según dicen, crece solemne y accesible el árbol del maná

 




Alguna vez

cuando se ablandaban los barrotes

de la prisión y resbalaba con reflejo lúbrico y aroma

a ese jabón prohibido que se guarda

para lavar la intimidad, en ese instante

que ni siquiera alcanza conciencia temporal,

mi esforzado jadeo con las manos, el recurso

a la liviandad de lo que escapa 

igual que espuma pecadora por el sumidero,

en ese parpadeo de la imagen

enjabonada de un desnudo, apenas Eva,

la serpiente risueña, el cosquilleo

de la arena de playa entre los muslos,

la inconcebible perla sin disfraz, sin la amenaza

de una futura hoja de parra y el arroyo 

de un líquido caliente y perezoso coronado

por la explosión de un júbilo asfixiado

entre celajes de pudor, 

todo eso

como la introducción al himno susurrado

de una hora menor.



----------------------------------------  recordemos  -------------------------------------

AÚN QUEDAN AJEMPLARES DE ESA ESTIRPE ASESINA EMPEÑADA  EN CONVERTIR EN REALIDAD EL RELATO ABOMINABLE DE ALGÚN PASAJE BÍBLICO COMO EL DE LA MATANZA DE INOCENTES;  HOY COMO AYER HAY UN HERODES QUE QUIERE PARA ÉL LA TOTALIDAD DEL TERRITORIO, AUNQUE PARA ELLO SEA NECESARIO DEGOLLAR A MILES DE INOCENTES.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Una infancia sin mar y después la imagen recurrente de un cuadro de Delacroix, Dante y Virgilio en una barca mordida por la desesperación de los que nunca duermen y se agarran a todo lo que flota para usarlo como apoyo de su imposible sueño

 




Sufre esa barca,

su costillar abierto, nidos de algas

en su corazón,

en otro tiempo tuvo nombre,

un gajo de luna negra que de noche

destellaba en el azogue

ceremonial de la marisma,

la llamaban Demetria y mantenía

esa discreta vigilancia 

de los perros viejos varados en el porche

que siguen exhibiendo 

su  esponjoso volumen

para demostrar utilidad.


martes, 26 de diciembre de 2023

El último vestigio de la tapia era un montículo de piedras manchadas de arena y cal; en aquel lugar los muros no se alzaban con cemento, y cuando la vejez los derruía se los dejaba así, caídos, para que no faltara espacio a la sufrida población de los difuntos, a los que se negaba libertad para poder vagar a conveniencia sin veto de lugar o tiempo

 





Hablo con él. con ella, con las cosas,

invito al aire a posarse a mi lado

como si fuera un gorrión asustadizo,

elijo un nombre a quien hablar

y pongo en él mis complacencias,

entonces me pregunto: eso es obrar con sensatez

y la sensatez de qué me sirve a la hora de la contemplación,

los ríos pasan, atraviesan topónimos distintos

antes de agotar el territorio, no se llaman así pero transigen

con tal de atravesar indemnes una concurrida soledad,

un simple indicativo para usar en momentos oscuros, 

lo mismo que la ropa,

más tarde cuando comienza a anochecer

los nombres suenan de otra forma

como si hubieran olvidado el vínculo 

que los liga a las personan y a las cosas.


lunes, 25 de diciembre de 2023

Alguien propuso prolongar el turno matinal hasta que el sol se desnudara de la niebla; el frío era feroz, pegado al hueso y los chillidos de las aves de rivera nos llegaban romos, como empaquetados en franela; sóplate las uñas, los mitones debes usarlos sólo en la oficina, te oí decir; tú llevabas las manos al amor de los sobacos, y te quejabas sin parar de la picazón de tus hermosos sabañones

 



Caminábamos a ciegas,

y yo te hablé desde ese blanco algodonoso, 

el vaho forma unas palabras increíbles,

te pregunté hacia dónde

y tu dedo señaló al lado contrario del aire que exhalaba el río,

una garza se asustó y siguió el camino que tú habías señalado,

más tarde oímos el disparo,

al parecer el cazador de patos apuntaba a ciegas

pero las plumas caían como nieve sobre los páramos helados,

tal vez la garza se salvó pero me preocupó el silencio

que guardaban los colimbos,

todo el esfuerzo por desactivar ese mortal instinto

queda diluido entre los juncos

cuando la niebla dura más que el recorrido

de los turnos de guardia.

domingo, 24 de diciembre de 2023

Siempre así, esperando el día grande para firmar las escrituras de propiedad de una parcela en mitad del paraíso, con un notario gris leyendo el texto interminable capaz de adormilar hasta a los ángeles-pasantes a pesar de su hábitos de inagotable eternidad; ellos al menos se entretienen despiojando sus plumas tan antiguas; nosotros hemos de confiar en que las horas no se cuenten igual que han de contarse cuando este sueño se termine

 




Vive igual que tú y que yo

suspendido de un alto pensamiento,

sólo que su pesar no nos abruma

ni amenaza la gracia de la levitación,

se puede

contemplar desde abajo como al sol,

se puede alzar el vuelo y remontar con él

hasta el origen de su esfuerzo

o descansar en cada sombra de su inabarcable recorrido,

debajo de su ser de libre forma

cualquier proyecto puede vislumbrar el punto de culminación

creándose a si mismo en cada instante

o remolonear eternamente entre las brumas

de su memoria amniótica.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Desde fuera unos ojos miran lo que ocurre tras la gran ventana, hay una multitud que gira en torno a la lámpara central, la luz perfora la negrura de la noche, hay manjares inútiles que nunca encontrarán al comensal que haga justicia al hambre, hay música sin nadie que la escuche, hay donativos y hasta migajas caídas sobre el mármol, por doquier brilla el marfil de las sonrisas, pero se hace necesario que un experto en idiomas traslade hasta los ojos que miraban una explicación satisfactoria

 

    


                         habrá que recordar aquello de

                         "escribir poesía después de Gaza es un acto de barbarie"


Si te invitan a comer

discúlpate y diles que acaso en mejor ocasión, 

ahora tu hambre viaja en la bodega

de un barco de rescate que trasporta miedo

 y apenas ha empezado tu jornada de guardia,

si viene a ti el embajador y te abre

el portón principal por donde acceden los coches oficiales

no intentes traspasar esa frontera, 

dale una excusa diplomática, p, ej, que el sol se ha retrasado

y él tiene preferencia,

no olvides que tu sitio está en el sótano 

donde es difícil distinguir heridos de cadáveres,

si te invitan a un coctel y levantan las copas celebrando

una mentira universal, no bebas,

que exploten las burbujas reforzando los villancicos de la guerra,

pero nunca eleves tu mano con sus manos,

que tu alma -es un decir- no se inmiscuya

en asuntos de sangre, aunque no acabe nunca

de suturar heridas.

viernes, 22 de diciembre de 2023

Los aires sucios y el fular rodeando el cuello, la indumentaria como una conjura natural para dejarte sin respiración tocando el cielo con los dedos, aunque si te paras a mirar de donde estás mucho más cerca es del infierno, que siempre fue más fácil de alcanzar

 




Regreso al interior de la ciudad,

vengo cansado, con el ánimo triste, 

cualquier palabra de amistad será bien recibida, 

aunque si pudiera elegir preferiría el silencio

que coincide con mi apático sentir,

los arrabales miran con gesto indiferente, 

toleran que alguien venga aquí a buscar

esas flores vulgares que ni siquiera huelen bien

ni sirven como adorno en los jarrones,

no sé si llegaré al final, temo a los perros

que arrastran su miseria por aquí, me miran

con brasas en los ojos y escupen como arena su ladrido,

pero lo intentaré y si llego podré desafiar mi propio miedo

y contestar a Shakespeare su pregunta:

"¿cómo ante esta rabia podrá la belleza defenderse?"

jueves, 21 de diciembre de 2023

Vi los ojos del pastor, bizqueaban a pesar de la protección de la visera, escudriñaban un plano lejano entre la niebla y de vez en cuando azuzaba a los mastines que venteaban en la misma dirección; se sabe que con niebla los sonidos se mezclan con el vaho y son intraducibles; es por eso que el pastor nunca pronuncia la palabra lobo en esos días, y menos estando convencido de que las cosas necesitan la humedad de las palabras para alcanzar la solidez

 





Al principio en el aire está el aullido,

el lobo llegará después, certificando

lo lenta que es la creación de sensaciones,

cuesta tanto imaginar el rumbo

que tomarán las cosas una vez liberadas de la amniosis

del primitivo instante,

habrá formas flotando en el esperma fundacional de nuestros sueños,

asomará los ojos el anuncio de un miedo adolescente

al que daremos forma y sentiremos

cómo el vello se eriza al recordarnos el hirsutismo original,

pero sólo habrá lobo si miramos al fondo de esos ojos

y dejamos que la informal criatura se revista

con el disfraz de nuestro propio miedo.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Me quedé en la puerta sin atreverme a derribar esa última defensa que es el pulsador del timbre; que vuelva en sí de sus arrebatos decimales, que recupere la memoria y la forma original como hace el agua cuando abandona el recipiente a donde le ha llevado su inocencia; el agua guarda siempre en su memoria la jerga de la lluvia sin importarle si ha caído a este o al otro lado de la frontera

 




volvamos a nosotros, 

a nuestros lenguaje titubeante del principio, 

sentados a la mesa pediremos un blanco 

para ver al trasluz el sabor esquivo del marisco, 

sus labios entreabiertos con el nácar asomando los dientes,

la salmuera o el pimentón cegando la policromía

engañosa del pulpo, luego alguien

nos dirá la procedencia y haremos de regreso

un viaje diferente, recorriendo calas, asomando a refugios

donde sólo es posible imaginar las horas robadas al recuerdo,

nos quedamos siempre a mitad de camino

con la duda de si eran estos los perfumes

con que se anunciaba el vuelo de la libertad,

alguien se acerca por detrás

con el atisbo de un dolor de muelas

y tarda más de lo debido la segunda ración

y el cielo se nos muestra otra vez nublado,

ya no hay verbo para armar un reclamo,

que se acerque el experimentado pescador

vestido aún con el impermeable de faena,

él hará crecer entre nosotros la fe de los milagros,

la que prefiere palpar la piel rugosa

a la asepsia que guarda las distancias. 

martes, 19 de diciembre de 2023

Dejé de hablar con él cuando su forma empezó a difuminarse entre la niebla, su voz sonaba como a través de un tubo, con repeticiones provocadas por el eco, tan oxidada y húmeda que apenas era ya reconocible aquel rumor de bronce con que sonara en el principio; tal vez las adherencias, las malas compañías con que el azar nos va cargando en cada aniversario; el caso es que al final era su espalda lo único visible, el lado estéril donde cualquiera puede asegurar que está su nombre

 



Podría suceder

que un día claro saliéramos al mar,

tú, experto en remos y en miradas al engañoso rizo de las aguas,

yo, en el banco de popa, como escrutando espacios,

volaríamos bajo, rozando el calendario de la espuma,

la gran ola azul  de Kanawaga con el dedo final del monte Fuji

señalando al cielo,

"amigo mío, la sangre sacudiéndome el corazón,

la tremenda osadía de la rendición de un momento

que una vejez prudente jamás puede retractar,

por esto, y tan sólo por esto, hemos existido",

nadie en su sano juicio podría desmentirnos

una vez dados al mar, nadie hablaría de nosotros

como de esos viejos pescadores que se atreven

a regresar a puerto con la espina desnuda del gran pez

y los cantos rodados de los años tirando de sus pies

igual que el lastre con que se premia a los ahogados

para que vayan a sentarse en la arena del fondo,

lo más lejos posible de la repetición y la nostalgia,

eternamente condenados a escucharse a si mismos.


                                                   (") T.S.Eliot

lunes, 18 de diciembre de 2023

Soledad de gusano, miedo al roce involuntario del vaivén, acelerones y frenazos bruscos, mal humor del conductor o indigestión del tráfico; y a pesar de todo el éxtasis que tú provocas al cerrar los ojos y reunirte con criaturas que te acompañan siempre, aunque muy raras veces son visibles con la mirada simple de las jornadas de labor

 



En el autobús

admirando el minúsculo martillo 

de sofisticada forma que va encastrado en su prisión de plástico

y ha de ser liberado para romper el vidrio

y abrir una salida de emergencia, 

el diseñador acaso se empapó de un mal perfume

para colocar su mente creadora a la altura de un dios

en horas bajas, muy lejos ya del manantial del Génesis

en que todo se hacía realidad hablándole a la nada,

potuit, decuit, ergo fecit, se añadió más tarde como copyright,

mis ojos rinden culto al símbolo de Thor, al placer solitario de Vulcano

golpeando el hierro dulce de un engaño que arde aún,

al funcional efecto de herramienta

que un herrero popular destacaría,

pero sigo pensando

que ojalá nunca sea necesario echar mano de él,

pues tengo dudas de su valor y su eficacia.




domingo, 17 de diciembre de 2023

Imita el sílice molido en una playa del Mediterráneo oriental, sobre la franja blanca se dibuja a carbón el entramado solidario de una malla y adornos laterales para que los ojos se acostumbren al vertiginoso empuje del vacío sin perder el equilibrio; ponérselo en el cuello, afrontar el frío o el calor pensando en estación distinta a la que transcurre, porque siempre habrá alguien empeñado en revestir la realidad con modas engañosas



                                                   


                                                Kufiya, kefia, pañuelo palestino

                                          cuida la voz afónica de todo un pueblo 

                                          para que vuelva a oírse en todo el mundo


Está aquí, se escucha un sonido gutural, 

alguien aprieta por la garganta al viento, 

con qué manos se puede proceder así, cómo se ahoga

el más elemental de los sonidos,

el viento viene huyendo del olor podrido de la línea de fuego,

hay momentos en los que aún puede escucharse

la voz del cuervo entre las pausas

dejadas por las continuas explosiones,

se han hundido los templos de hormigón,

su arrastre suena igual que el del escombro

empujado por las excavadoras,

sin embargo su voz se traducía como un himno

lanzado al aire desde las antenas o desde el minarete,

era la llama en la cocina, la lucecita del final del túnel,

ahora este silencio de sordera, dormirse en el estruendo,

confundir tu propia voz con los alardes del deseo, 

regresa el tufo de la esclavitud, el látigo de Nínive,

el pan oscuro de una Babilonia fantasmal,

lo que daría yo por un puñado de arena asilvestrada,

por un trozo de azul sobre la tienda que amparaba

los sueños de mis antepasados,

por el instinto trashumante de mis cabras

ramoneando luna por los altos del Golán,

nada hay tan fiero como el reverso de la historia

cuando es contada por sus propios huérfanos.


sábado, 16 de diciembre de 2023

Dando por cierto que la negrura alude en el lenguaje del Tarot a la muerte o al menos a sus consecuencias, es posible enfrentarse a cónclaves festivos o aquelarres amañados en fines de semana a los que sólo el aliciente de una sal apócrifa puede salvar de la carcoma de la vulgaridad y el aburrimiento

 




Acudí al festival

en que a los muertos se les daba un nombre

para poder llamarlos a conversación,

una baraja de Tarot y algunas hierbas amargas

servían de alimento espiritual

a aquel cenáculo de acólitos hambrientos,

la belladona coronaba la cabeza de mármol del gran desconocido

y a su alrededor un círculo de lamparillas rojas

contenía el acoso de la oscuridad

que brotaba como respiración de mina del enlosado de la cripta,

se empezaba invocando los truenos del verano

para contrarrestar la atmósfera de miedo susurrado,

y un sonido vibrador quedaba flotando en el recinto

sin permitir apenas la intervención de los difuntos

a los que hablar les suponía un gran esfuerzo,

y todo para añadir un sí o un no a la cantinela

del cofrade mayor que dirigía con evidente aburrimiento

el desarrollo del ritual,

un acólito con sobrepelliz debía mantener su ritmo

para crear un aire de danza religiosa, 

y simular contrariedad cuando, rompiendo el protocolo,

subiera a la tarima a susurrarle: 

no hay agua para el asperges y sólo quedan unos granos de incienso,

esa era la señal para el gran llanto,

hasta el corindón más duro destilaba sangre, 

a todos los reunidos le llegaba aquel mandato de humedad

y se iban desfilando ante la pila bautismal, 

la gran tinaja de la risa donde se increpaba al muerto

y se vaciaba el óbolo de lagrimas antes de pasar por el estrecho pasadizo

del "in paradisum" y salir al aire helado de la calle,

allí ya se podía hablar y hasta encender un cigarrillo

para comentar asuntos del común

que en nada coincidían con los duelos y quebrantos 

que cada cual guardaba en su cocina.

viernes, 15 de diciembre de 2023

Él pensaba que aquello era japonés, que armaría un haiku singular y estrecho como el cuello de un frasco de perfume, lo pondría al sol en la ventana para que el colibrí que gobernaba en el jardín tuviera siempre algo consistente para mantener activo su frenético aleteo; pero me dijeron que el "o - e - to" no era un verso japonés sino la declinación de un simple artículo del griego clásico que habría de acercarnos paso a paso a los hexámetros de Homero

 





Dejé ahí

esa flor inocente,

me dijeron

que la sacara por la noche

de mi habitación,

su belleza es muy tóxica, 

se me olvidó sacarla,

el aire se tiñó de verde, 

las hortensias avisaron

tocando en el cristal de la ventana 

con su pompón morado,

me han llevado al hospital,

ahora mis ojos son azules,

mi lengua se ha vuelto perezosa

y las palabras

se me han hinchado dentro,

ya no podrán salir por esa herida

tan atormentada de la boca.

jueves, 14 de diciembre de 2023

Cada mañana el rey se sentaba en el trono a supervisar cualquier detalle de los ensayos para la gran matanza; él era conocido como Herodes el grande y algo descomunal giraba en torno a él porque las aguas del Jordán se contagiaban del color rojo de su túnica cuando visitaba el territorio para mostrar al mundo el precipicio de su poder abominable

 



                       y así, pasito a paso, llegó a dejar sin llanto sus dominios,                  

                      lo mismo que en Guernica no quedó para llorar ni ojo ni garganta



Deja ahí la espada

y emplea el mismo trapo

con que te secas el sudor para limpiar la sangre

que oscurece su hoja,

es sólo sangre de animal

al que dejaron adoptar la forma 

de la raza elegida por Yahvé para renovar el mundo,

ellos son tantos que podrían ahogar nuestros jardines

como la arena del desierto,

que mueran antes del amanecer,

que no distingan el día de la noche

y que su llanto

llegue a confundirse con el aullido de los perros.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Debía ser el río que evocaba Sakespeare en su memorial, un río con cadáveres, aunque nadie podría asegurar que no fueran coronas funerarias o evocaciones campesinas hechas de juncos enlazados sabiamente; en todo caso parecían cuerpos de doncellas echados al azar del río como tributo a algún dragón que no se acostumbró a la dieta vegetal

 




De ti he guardado un solo recuerdo,

tu piel de seda envuelta en nailon, 

aquel cristal antiguo que volaba

y nos dejaba un rastro de purpurina entre los dedos,

te recuerdo así, tan húmeda, con las perlitas de sudor,

tan manadora como peñasco de égloga, las manos

hacia la nuca, sujetando el pelo a modo de palmera,

lo amarillo eran dátiles, un dulce fruto de tu vientre

y lo demás un bucle amotinado, un temblor  

de carne amenazada por no sé qué enemigo de la castidad

que había conseguido perforar el cascarón leñoso

de una canción antigua de los Rolling,

como si fuera una polilla.


martes, 12 de diciembre de 2023

Acostumbraba a ver de sobremesa los documentales de animales abriendo insospechadas sendas en la espesura para acceder al sol y hacerse respetar por la terrible ley que se alinea con los fuertes; aunque de sobra conocía que en cualquier telediario esa misma ley mostraba con obscena impunidad el triunfo del más cruel que casi siempre coincidía con el que disponía de mejores armas

 




Niño palestino,

aunque tú no lo sepas 

una guerra animal te ha devorado,

ahora eres un cervatillo acabado de nacer

a la vida del aire, has de observar el luto

de largas horas en inmóvil soledad 

oliendo sólo a sol y a hierba

para que no te encuentren

las bombas rastreadoras y te vuelvan a quitar

esa vida trasparente

moteada de miedo y desamparo.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Un millar de hectáreas mal contadas, casi un país en miniatura; los amaneceres se suceden muy cercanos al ocaso, como si las horas cruzasen en pareja la frontera del doce en el reloj; nos llega un requerimiento del juzgado para dilucidar a quién le toca ejercer hoy la propiedad de esas fanegas de arena rotatoria que cada día el viento cambia de lugar; tan afortunados somos que no tenemos un país que nos exija esa dulía miserable que es regar con sangre una bandera

 




El muro se construyó

sin nuestro permiso y se elevó su sombra entre nosotros

como si fuera el divisor entre el día y la noche,

de nada sirvió que abriéramos pequeños agujeros para mirar

o que subiéramos al cercano monte

para alcanzar el otro lado con el furor de nuestras piedras,

parece que alguien ha detenido el tiempo,

y llama la atención

que ningún perro se acerque al hormigón para mear,

acaso no lo vean y sólo exista para nosotros

como el envoltorio innecesario de un regalo que ya nadie practica.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Ésta es la dos de muchas más, cualquier rosario vale, cuentas, cuentas y no acabas y si llegaras al final has de retomar desde el principio, infatigable, cuesta arriba hasta coronar la espina, hasta que el dolor no quepa y se derrame otra vez como el diluvio, como los ojos de los muertos que nada ven pero lo miran todo con asombro, igual que búhos de papel a los que el viento lleva lejos

 




Esa voz

que duramente cruza el túnel, se arrastra,

asoma fuera, lo vuelve del revés y nos lo muestra

como una escolopendra luminosa,

pero el veneno permanece,

se coagula dentro y la montaña

ya no se siente en paz,

la tierra tiembla y los aviones son su respiración,

las bombas son sus lágrimas

y algo me dice

que seguirá llorando el cielo

mientras no se celebre el funeral.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Abrid al menos las compuertas para que el dolor no se coagule y acabe rebasando el perfil del monumento universal a la barbarie, aplacad como sea la ira, la crueldad y el odio de ese abominable diosecillo que ha pretendido detener el sol en pleno día, lo mismo que Josué, para que diera tiempo a los misiles a arrasar Jericó a la que hoy podría confundir con Gaza

 




Será preciso conjurar las figuras no actuales

o darles la apariencia de algo de hoy, ha pasado el tiempo

y su mensaje ya no sirve, comunica blandura y pudrición,

el hermoso almacén de la leyenda

ha perdido la consistencia de la pulpa 

y no alimenta al hambre de hoy, desechémoslo pues,

vemos un vaho de humedad velando los cristales,

pero nadie mira fuera y dentro ya todo está visto,

la fruta se ha podrido, los tubérculos que nos regaló Perséfone, 

las nueces musicales que algún fauno menor nos aproxima

como alimento bipolar, los puerros convertidos en serpientes, 

la liviandad de las manzanas aportadas por la religión

o el trigo cultivado por los herederos de Caín, 

todo eso está prohibido, se ignora lo que no se come

y lo que no puede comerse debe arrojarse lejos

igual que los venenos,                                     


nos llega aquí

un olor agudo, la acidez del pulso interrumpido

en las arterias palestinas, arde un hormigón aciago,

escombros musicales acompañados de explosiones,

de ello habló también Uccello, cuando los condotieros

arrasaban tierras de labor e incendiaban las casas

para iluminar el mal nocturno, dejó en los muros testimonio,

aunque lo más feroz de su recuerdo lo plasmó en la tela

para esconderlo de las llamas y hurtarlo a las miradas

de los gobernantes cuando acudían a ejercer su religión

transfigurados en verdugos,   

                

sentémonos ahora

a contemplar las ruinas, cantemos el dolor uncido

de los desterrados, al lado del Jordán, pegados a los restos

del fósforo amarillo, palpando los harapos de jersey

con la piel de alguien adherida, hasta las moscas huyen, 

huele a exterminio y a respiradero de sótano con gas,

no habrá ducha hoy, la lluvia que nos cae del cielo trae agujas,

inyectan aire con sabor a diente, como si alguien 

con hambre desbocada te lamiera,

             

pero 

adecentémonos un poco, una dama va a venir,

su peinado de salón ya se adivina tras el zigurat,

le han dado sopa hebrea en Gaza, se la ha servido

el gran rabino de Jerusalén, las filacterias y los rizos

los lucen los del coro, todos uncidos bajo sombreros negros,

después visitaremos Babilonia, nos invita el gran Jerjes

a sus flamantes cámaras de gas, será muy divertido

recordar coincidencias, -la pasarela hierve- desfilará Judit

con la cabeza de Holofernes, Salomé danzará para los viejos,

la mujer de Urías se marcará un pas de deux frente a David

y en el senado se impondrán medallas a los muertos

que precedieron a la tregua,  

                         

ay, si yo fuera

culpable al menos, si tuviera hambre y sed como los justos,

si mi voz no salmodiara suras del Corán, 

versículos sin ley de la Torá, si el mundo fuera plano,

sin dunas ni abultamientos religiosos, si yo fuera testuz de buey,

marfil de diente o rabiosa queratina de pezuña, 

ay, si yo fuera sin ser,

como ahora me ven contra el ensangrentado sol que cae,

efímero recuerdo de mil años, dale cuerda

al reloj de ese linaje antiguo, que vuelva a oírse su tic tac,

que muestre su perfil de espejo y pueda reconocerse en la mirada

recuperada de los hijos, esos que llaman desde el extrarradio

con voces cónicas que no saben decir amor o gracias,

ellas son nuestra Ilíada, nuestra Eneida sin reino.

la definitiva Anábasis que lleva a las orillas de la Estigia,

dónde están los números que lo llenaban todo

igual que las arenas del desierto, la sed bajada por un profeta blanco

del resplandor del Sinaí, dos tablas o cartones

con escrituras encriptadas en las paredes de una casa de Madrid,

Quinta del Sordo, el carnaval de los horrores, brillo en los cuernos

del macho saturnal, carne de niño entre los dientes del chacal,

y arriba, entre los riscos fronterizos, nuestro instinto caprino

ramoneando la nada, mordisqueando papeles 

con documentación adulterada, sin huellas dactilares,

los otros, ellos, han llegado más tarde que nosotros,

hijos de un Éxodo turístico tan maquillado y falso

como el argumento de León Uris, a pesar del azul en la mirada 

de Paul Newman que nunca igualará el azul real

ni el lenguaje sutil del mar mediterráneo.


Llega hasta aquí la sombra de la sinagoga,

iglesias y mezquitas se dispersan buscando piedras

para arrojar sobre la tumba de una tradición,

Toledo queda lejos, ni un cohete de Hamás 

o los misiles de Nabuco podrían alcanzarla, sólo el reloj,

hay que atrasarlo varios siglos para que dé la hora

de la conversación, la lengua espera con devoción de diccionario

a traducirse sola, a confundir babeles religiosas

y difuminar estados que hablan sólo el sefardí de la soberbia

o el enturbiado yiddish del exilio,

volvamos a mirar, tomemos la pluma de ese cuervo 

que garabateó aquella leyenda de Absalón, su orgullo 

colgando de los pelos y una lanza buscando la vereda

que va directa al corazón, los dioses pueden cansarse de nosotros

y cambiar de parecer, David y su arsenal contra las piedras

de los campesinos del desierto, miradlo bien,


bajo la lona de la tienda se apretujan los hijos del diluvio,

Sem, Cam y Jafet, a quién eliges, 

cuál de los tres es rubio, quién hace las delicias de Yahveh,

por qué los vástagos de Agar han de humillarse

ante la grasa del carnero que ardió en la pira

para librar a Isaac de un ominoso parricidio,

                           

vuelve a mirar atrás,

hay luces a la espalda, cobres en el corazón, el candelabro

de los siete brazos se subleva y gira con el fervor del huracán,

sus llamas no se apagan, huelen a mirra y cinamomo

como el cabello de Raquel, el arca de cedro suena a hueco

cuando la golpea la gravilla dorada del desierto, nada

es el mensaje con el que los levitas han tatuado su frente,

la procesión asciende y el mosaico azul de la mezquita

deja sin luz al sol, un polvo musulmán levanta

las vestimentas ortodoxas, hay una clara intención en los balcones,

los arbotantes que dan al callejón lo testifican, 

el parpadeo de oro de las cúpulas traza la parábola

que orienta a los cohetes de Hamás,   

                   

allá abajo

se reparte pan y también agua turbia, 

y desesperanza y miedo y rabia, 

miles de ojos incapaces de perforar el polvo de la última explosión, 

la sangre es roja aunque parece hermana del caolín y la ceniza,

no es posible lavarse ni adecentar a los cadáveres,

más suerte ha tenido esa bomba sucia 

que has lavado con agua del Jordán y has ungido con óleo

para que deslice bien y alcance sin yerro el objetivo, 

no converses con ella, serafín del infierno,

déjala en su nido de metal soñando destrucción,

que acabe estéril y desactivada entre la chatarra del futuro,









viernes, 8 de diciembre de 2023

En el mercadillo descolgó una prenda para nieve; voy a probármela, anunció, y se metió dentro como en un engaño amniótico; pero se olvidó de cerrar la cremallera y el frío se coló también, llenando de gusanitos blancos los rincones; parecía nieve o el polvillo de un final de fiesta en pleno invierno; quiso volver y devolver el traje, pero el mercadillo había levantado el vuelo y se desplazaba en caravana por la pista rugosa del glaciar

 




Alto y claro,

allá arriba se ve algo como nieve,

una sensación de olor que a nada huele

pero prepara ambiente, se dice va a nevar

y el aire te responde con gotitas de agua inconvenientemente cálidas,

o si pronosticas lluvia sólo pájaros arrecian como vendaval

y mojan con su rumor el aire,

hoy me limitaré a mirar, sólo mirar, sin pronóstico ni apuesta,

haré como que todo corresponde a cálculo,

ajustaré las sumas que llenan mi almacén de granos positivos

mirando la despensa como el rico Epulón de la leyenda,

y no daré ni un paso para apagar el hambre

de la insaciable chimenea,

luego vendrán los perros a lamer mis dedos

inflados de candentes sabañones.

jueves, 7 de diciembre de 2023

Cualquier lugar mejor que ese inestable tribunal desde el que un fraile dominico se asoma como un endemoniado arcángel a las llamas dibujadas de un infierno doctrinal; acaso Berruguete ya pensara en ello y su intención segunda fuera evidenciar los engañosos equilibrios del gran inquisidor para que huyéramos nosotros, los mirones, y le dejáramos a él solo con su ceremonial de fuego vengativo

 




Dejar temblando el árbol,

no podar, es suficiente con que vea el hacha, 

que el sinsabor de la amenaza recorra sus arterias,

es un árbol, no podrá escapar ni denunciarte por agresión o acoso,

dale tiempo para que se sienta tan inseguro como alto,

de sus ramas aprenderán los pájaros, 

jamás querrán armar su nido en ellas,

el sambenito llegará temprano y teñirá las hojas de amarillo,

relapso, hereje, que tu carne ignore el beneficio vegetal y prenda

con los rigores del verano de esta extraña religión del clima,

no dar tregua a la sed, rumor de manantial lejano,

desperdicio de fugitiva caridad, los dedos

estrangulados entre pinzas, madera, sólo eso serás

y nunca noble, que tu savia es la sangre marrana

y por su culpa crecen los álamos torcidos.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Nadie va a decirme lo que debo hacer, no admito réplicas ni pareceres que a nadie le he pedido, las cosas son así, se puede desconfiar, se puede incluso prolongar una evidencia que niega los avances de la lógica; lo que no voy a hacer es sonreír como aceptando un salario menor para hacer frente a tan desaforado sufrimiento; el mar sabe de qué hablo

 




Recostado ahí,

en la barandilla con mirada al puerto,

su impermeable reluce con el sol, en su sombrero

quedan restos de lluvia y de salitre y puede que algo de cansancio,

espera la llegada de otro barco, en los anteriores

no venía él, quizá la niebla de las primeras horas

o sus ojos ya viejos, la costumbre de saludar desde la orilla

y reconocer el mismo gesto, no la indumentaria 

ni los compañeros de tripulación,

no le llega su olor, el aire está tan saturado que no sabe

si es temor o desconfianza, o su ancianidad vacía

sin ese apoyo familiar que le releva de tareas fatigosas,

una plata que ya no ganará mirando el vientre de los peces,

irá solo hasta el gran ventanal de la taberna,

se apoyará en el borde mojado de una mesa y elevará las manos

como hacía con los remos para honrar a aquellos

que ya no bajan a tomar el vino.


martes, 5 de diciembre de 2023

Todo cansancio necesita un respiro, mirar por la ventana a través de un cristal velado por el polvo, qué carretera, santo dios, qué pueblos sin bautizar aún desde los tiempos de los moros, lo único bueno es este camino entre cipreses, su cristianidad fuera de duda y el sacramental silencio del cementerio, que ni los pájaros perturban; bien vendrá para dormir un rato antes de reemprender el viaje

 



                  "Están dudando los cipreses si moverse, 

                   como si pudieran subir la cuesta sólo con quererlo".   (Ch. Tomlinson)


Santa Cruz de Mudela, un barbecho de asfalto 

donde la pausa siempre tiene prisa,

para acompañar su nombre

alguien compuso una canción tonal y afónica

como el gregoriano de difuntos que arrastra el pueblo

cuando desguaza un funeral, 

si te acercas con mirada de arriero lo verás todo plano,

sin embargo aquí cualquier colina es un Kilimanjaro tumbado en el paisaje

que podría servir a don Quijote para purgar su penitencia

antes de regresar al cementerio de la rutina cotidiana,

tal vez haya llegado ese momento, los cipreses

se atreven a cruzar el cenagal de asfalto y cuando el sol gotea sangre

se apaciguan contando ovejas de metal,

luchan contra el embrujo digital de los molinos

y entran en liza en los realithy

con algún descendiente de Sansón Carrasco.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Me zarandeó un escalofrío cuando escuché en un disco de Pink Floyd el ladrido de unos perros que va distorsionándose hasta acabar saliendo del acero sabiamente frotado de un serrucho; en esa mezcla de temor, pasmo y envidia se concreta un lenguaje singular, tan poderoso que ni el dios de los milagros podría superar ese vibrato amenazante para ponerlo al servicio de una criatura que renunció a su voz primera para usar la jerga de la domesticidad

 




Un can que se confunde con la niebla,

se asoma a la alambrada como un símbolo, muge

recordando la camada donde aprendió a ladrar,

ahora sin embargo domina cuatro idiomas, 

el menor el que nace de la cola, un remedo del braille

que pone virgulillas sobre las vocales imposibles,

el buen acento y la pronunciación se asocian

a un aprendizaje superior, a la asistencia

al góspel parroquial o a la intervención en bandas clásicas

en las que nadie reconoce su verdadera raza,

todos falseando el pedigrí  y rozando casi

el ridículo arrastre de finales,

hay algo que siempre quise comentarte, perro,

nunca disimules tus orígenes, a estas alturas

nadie espera de ti que reproduzcas

la gran coordinación que demostraron

con el rebaño tus ancestros,

de ti se espera la gracia del ladrido.


domingo, 3 de diciembre de 2023

Qué grande el campo del invierno cuando se deja avasallar por la ventisca; se asemeja a un paisaje de decoración que tapa huecos y prolonga la sensación continua de horizonte; ahí lo ves llegar pinzado por el pico de mil pájaros, lo mismo que la sábana de dios, blancoazulada con unas cuantas gotas de encarnado, con la curva estudiada del drapeado clásico, y sin embargo compatible con las manchas pardas del barbecho que aquí siempre asoma por alguna parte

 




Regresa el rito de la migración

aunque parece que alguna especie se refiere a ella

como algo ya lejano, el lado opuesto de la modernidad,

qué tiene de anecdótico el mundo citerior,

en qué dialecto han de contarse las historias

que rodean la eterna trashumancia

y qué regalo te hará quedar mejor traído de tan lejos,

pues no todo se reduce a llegar, besar el santo

y repantigarse al sol, aquí también ondea

el estandarte del invierno y a veces puede verse

en la cenefa de la escarcha la emotiva historia 

de la cigüeña blanca que renunció a su nombre

enamorada de un ibis africano emparentado

con las aves sagradas del cortejo

de un afamado faraón.

sábado, 2 de diciembre de 2023

El altísimo techo de la casona ponía una sordina al golpeteo de la lluvia, en otro tiempo pudo ser un lujo silencioso, como el doble vidrio lo es ahora, pero este nos aleja la música del pájaro, la palabra sin regla del jilguero o la algarabía del gorrión; los altos techos, las ventanas con ojiva, igual que monjas de alada toca, de esas que ya sólo en láminas se ven; los cielos altos de exterior, cruzados por la respiración de los aviones que algo simple quieren trasmitirnos, aunque nosotros no alcancemos a entenderlo

 




Recuerdo ahora estando lejos

el jardín privado del convento 

que al ver abierta la gran puerta 

se asomaba fuera con curiosidad, 

él disfrutaba austeramente de su cartesiana perfección,

sus laberintos de encofrado boj, de las fuentes

eternamente suspendidas en el éxtasis de sus surtidores

y hasta de las académicas palomas

de arrullo cadencioso y peripatético ambular,

pero nada sabía del alma brava del escaramujo

capaz de practicar el habla universal del viento,

ni del zij zaj errático de las veredas 

que abre el ganado hacia los pastos o de la hierba nazarena

inmune a las tijeras de podar,

cómo estáis, preguntaba, 

pero nadie cerraba las argollas de su interrogación, 

algo saben de sus existencias paralelas pero ignoran 

un lenguaje común que las convoque bajo los chopos exteriores, 

esos que llenan de un oro coloquial las alamedas

hacia mediados del otoño.



viernes, 1 de diciembre de 2023

Alguien pulsa el botón, se pone en marcha la imparable cinta trasportadora que trae los equipajes, bolsos, maletas, envoltorios, valores sin valor de un contrabando que no hay que declarar, fanfarria de aluminio y serpentinas de heterodoxo espumillón; de esta pandemia nadie quiere salvarse porque casi nadie sabe que la padece o cómo protegerse de ella; se confunde el culo con las témporas y resuena con alegría el eterno villancico que viene a recordarnos cómo suena la caja registradora de Pink Floyd

 




Qué trae de nuevo

esa claridad surgiendo de una noche impropia

a la hora nona subyugada por anecdóticos prodigios,

cómo hace la luna para coincidir y hacerse un hueco

en el estaño sin pulir del cielo,

vendrá enlutada también como las tres marías

a reunirse con el sol de Arimatea, algo viejo ya

y cansado de mantener en alto la ilusión de su prestigio,

deberá él como la luz volver atrás, fajarse

con la tozudez de las tinieblas

para acabar llamando navidad a esto

que pende de unos postes similares a los de una vulgar crucifixión,

será posible renunciar y aceptar la ceniza

como un remedio bebedizo contra las digestiones imposibles?