Al principio en el aire está el aullido,
el lobo llegará después, certificando
lo lenta que es la creación de sensaciones,
cuesta tanto imaginar el rumbo
que tomarán las cosas una vez liberadas de la amniosis
del primitivo instante,
habrá formas flotando en el esperma fundacional de nuestros sueños,
asomará los ojos el anuncio de un miedo adolescente
al que daremos forma y sentiremos
cómo el vello se eriza al recordarnos el hirsutismo original,
pero sólo habrá lobo si miramos al fondo de esos ojos
y dejamos que la informal criatura se revista
con el disfraz de nuestro propio miedo.
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