lunes, 25 de diciembre de 2023

Alguien propuso prolongar el turno matinal hasta que el sol se desnudara de la niebla; el frío era feroz, pegado al hueso y los chillidos de las aves de rivera nos llegaban romos, como empaquetados en franela; sóplate las uñas, los mitones debes usarlos sólo en la oficina, te oí decir; tú llevabas las manos al amor de los sobacos, y te quejabas sin parar de la picazón de tus hermosos sabañones

 



Caminábamos a ciegas,

y yo te hablé desde ese blanco algodonoso, 

el vaho forma unas palabras increíbles,

te pregunté hacia dónde

y tu dedo señaló al lado contrario del aire que exhalaba el río,

una garza se asustó y siguió el camino que tú habías señalado,

más tarde oímos el disparo,

al parecer el cazador de patos apuntaba a ciegas

pero las plumas caían como nieve sobre los páramos helados,

tal vez la garza se salvó pero me preocupó el silencio

que guardaban los colimbos,

todo el esfuerzo por desactivar ese mortal instinto

queda diluido entre los juncos

cuando la niebla dura más que el recorrido

de los turnos de guardia.

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