Alguna vez
cuando se ablandaban los barrotes
de la prisión y resbalaba con reflejo lúbrico y aroma
a ese jabón prohibido que se guarda
para lavar la intimidad, en ese instante
que ni siquiera alcanza conciencia temporal,
mi esforzado jadeo con las manos, el recurso
a la liviandad de lo que escapa
igual que espuma pecadora por el sumidero,
en ese parpadeo de la imagen
enjabonada de un desnudo, apenas Eva,
la serpiente risueña, el cosquilleo
de la arena de playa entre los muslos,
la inconcebible perla sin disfraz, sin la amenaza
de una futura hoja de parra y el arroyo
de un líquido caliente y perezoso coronado
por la explosión de un júbilo asfixiado
entre celajes de pudor,
todo eso
como la introducción al himno susurrado
de una hora menor.
---------------------------------------- recordemos -------------------------------------
AÚN QUEDAN AJEMPLARES DE ESA ESTIRPE ASESINA EMPEÑADA EN CONVERTIR EN REALIDAD EL RELATO ABOMINABLE DE ALGÚN PASAJE BÍBLICO COMO EL DE LA MATANZA DE INOCENTES; HOY COMO AYER HAY UN HERODES QUE QUIERE PARA ÉL LA TOTALIDAD DEL TERRITORIO, AUNQUE PARA ELLO SEA NECESARIO DEGOLLAR A MILES DE INOCENTES.
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