habrá que recordar aquello de
"escribir poesía después de Gaza es un acto de barbarie"
Si te invitan a comer
discúlpate y diles que acaso en mejor ocasión,
ahora tu hambre viaja en la bodega
de un barco de rescate que trasporta miedo
y apenas ha empezado tu jornada de guardia,
si viene a ti el embajador y te abre
el portón principal por donde acceden los coches oficiales
no intentes traspasar esa frontera,
dale una excusa diplomática, p, ej, que el sol se ha retrasado
y él tiene preferencia,
no olvides que tu sitio está en el sótano
donde es difícil distinguir heridos de cadáveres,
si te invitan a un coctel y levantan las copas celebrando
una mentira universal, no bebas,
que exploten las burbujas reforzando los villancicos de la guerra,
pero nunca eleves tu mano con sus manos,
que tu alma -es un decir- no se inmiscuya
en asuntos de sangre, aunque no acabe nunca
de suturar heridas.
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