lunes, 11 de diciembre de 2023

Un millar de hectáreas mal contadas, casi un país en miniatura; los amaneceres se suceden muy cercanos al ocaso, como si las horas cruzasen en pareja la frontera del doce en el reloj; nos llega un requerimiento del juzgado para dilucidar a quién le toca ejercer hoy la propiedad de esas fanegas de arena rotatoria que cada día el viento cambia de lugar; tan afortunados somos que no tenemos un país que nos exija esa dulía miserable que es regar con sangre una bandera

 




El muro se construyó

sin nuestro permiso y se elevó su sombra entre nosotros

como si fuera el divisor entre el día y la noche,

de nada sirvió que abriéramos pequeños agujeros para mirar

o que subiéramos al cercano monte

para alcanzar el otro lado con el furor de nuestras piedras,

parece que alguien ha detenido el tiempo,

y llama la atención

que ningún perro se acerque al hormigón para mear,

acaso no lo vean y sólo exista para nosotros

como el envoltorio innecesario de un regalo que ya nadie practica.

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