miércoles, 13 de diciembre de 2023

Debía ser el río que evocaba Sakespeare en su memorial, un río con cadáveres, aunque nadie podría asegurar que no fueran coronas funerarias o evocaciones campesinas hechas de juncos enlazados sabiamente; en todo caso parecían cuerpos de doncellas echados al azar del río como tributo a algún dragón que no se acostumbró a la dieta vegetal

 




De ti he guardado un solo recuerdo,

tu piel de seda envuelta en nailon, 

aquel cristal antiguo que volaba

y nos dejaba un rastro de purpurina entre los dedos,

te recuerdo así, tan húmeda, con las perlitas de sudor,

tan manadora como peñasco de égloga, las manos

hacia la nuca, sujetando el pelo a modo de palmera,

lo amarillo eran dátiles, un dulce fruto de tu vientre

y lo demás un bucle amotinado, un temblor  

de carne amenazada por no sé qué enemigo de la castidad

que había conseguido perforar el cascarón leñoso

de una canción antigua de los Rolling,

como si fuera una polilla.


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