domingo, 3 de diciembre de 2023

Qué grande el campo del invierno cuando se deja avasallar por la ventisca; se asemeja a un paisaje de decoración que tapa huecos y prolonga la sensación continua de horizonte; ahí lo ves llegar pinzado por el pico de mil pájaros, lo mismo que la sábana de dios, blancoazulada con unas cuantas gotas de encarnado, con la curva estudiada del drapeado clásico, y sin embargo compatible con las manchas pardas del barbecho que aquí siempre asoma por alguna parte

 




Regresa el rito de la migración

aunque parece que alguna especie se refiere a ella

como algo ya lejano, el lado opuesto de la modernidad,

qué tiene de anecdótico el mundo citerior,

en qué dialecto han de contarse las historias

que rodean la eterna trashumancia

y qué regalo te hará quedar mejor traído de tan lejos,

pues no todo se reduce a llegar, besar el santo

y repantigarse al sol, aquí también ondea

el estandarte del invierno y a veces puede verse

en la cenefa de la escarcha la emotiva historia 

de la cigüeña blanca que renunció a su nombre

enamorada de un ibis africano emparentado

con las aves sagradas del cortejo

de un afamado faraón.

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