viernes, 1 de octubre de 2021

Mambrú se fue a la guerra

 


Queda mucho tiempo para que regrese el aire 

con ese olor ficticio a libertad y astucia palaciega, 

los vientos iniciales sólo sirven

para poner un nombre a tanta espera,

nuestras preguntas se refieren a si querrá volver,

a cómo y cuándo, con la guerra enrollada bajo el brazo

como un mapa vacío, sin un designio que le empuje

y le conduzca hasta nosotros por las coordenadas del recuerdo,

y eso sin hablar de los peligros

que toman nombre de arrecife para disimular sus intenciones,

o de las rocas aupadas en una costa con olor a pocilga

frente al muro del palacio de circe,

y la atracción que ejerce el rostro gris de las adivinanzas,

todas asomadas a la cueva -sin ojo ya- de polifemo,

y qué decir de los aullidos vespertinos del perro

con su vejez desnuda queriendo interpretar

lo que las olas ponen de sonido al paisaje,


ítaca, entretanto, palpita un día más 

con el barullo de los pretendientes

justo antes de la hora de la cena.



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