La realidad es una ausencia
cosida al aire por reflejos,
si la llamas ella acude, dócil
y hasta contenta
de reconocerse en tu mirada,
pero el no estar no significa que no sea,
su impresencia es un caso del sentido
que usa la declinación para acercarse
a lo complementario, igual que el cauce seco
no es comprensible sin el agua
que abrió la herida.
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