Pura convicción,
estar seguro de lo incierto, igual que los gorriones
que se cuelgan del aire deshaciendo la convención gravitatoria
con sus torpes acrobacias verbales,
nadie canta más hermosamente una melodía tan vulgar,
es como los granos en la cara de apolo,
lunares recrecidos por una inacabable adolescencia
que hacen las delicias de las musas,
asumimos la importancia de lo conveniente
sin que la realidad nos condicione
con su previsible tozudez.
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