Del reflujo lunar
En toda flotación hay una isla
temblando, que siempre negará
esa manera de abrazar
cambiante y sucesiva
que adopta el agua,
todo lo elástico pervive
por la adaptabilidad de sus afectos:
amor sobrevenido, bienquerencia
empujada por una pleamar
con maneras torpes de cangrejo
y el último recurso
de la resaca que le deja
en península breve mientras hace
la digestiva siesta.
Lejos suena
una campana opaca
y el mar parece girar en torno.
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