En el brocal del pozo toma el sol un gato,
alguien lo pintó como ejercicio
a la manera de rousseau,
en sus ojos enormes cabe todo el calor húmedo del trópico
y en sus larguísimos bigotes tiembla un rocío casi negro,
lo han colgado en el pasillo
como guardando una frontera
pero al pasar
los niños miran hacia el lado opuesto.
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