Quiso dejar las cosas sin hacer,
contempladas y listas para un perfil infinitivo
aún sin conjugar,
aunque en cierto modo esa desidia
iba contra su afán de verlo todo
desde el lado de acá, desde la orilla
donde el alma se aquieta en los remansos
haciéndose visible,
él prefería no saber, deberlo todo
a una filosofía sustentada en la contemplación,
sin corolarios deductivos y sin vacíos
imposibles de vadear a menos que se logre rellenarlos
soltando lastre y agitando alas .
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