viernes, 25 de febrero de 2022

No habléis tan alto de la guerra

 


No habléis tan alto de la guerra,

que nadie intente acobardar con gritos

a la muerte que nos ve llegar, ella se sienta

en el barandal del puente, va anotando

los nombres, las maneras de moverse y hasta el tono

de voz de los que pasan,  nos hace numerar como rebaño 

y pobre de la oveja que se entretiene en descarrío,

a esa la dejará para el final, ramoneando venenos,

permitiendo que rompa la liturgia

de la vereda y se insinúe con escarceos torpes ante el lobo

de una fingida libertad, 

los días también se acabarán para esa 

merodeadora del misterio

como se acaban las cerezas en el árbol 

cuando llega el verano.


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