Ingenuamente
pensé en la magia oscura para lograr poner mis pies
sobre el empedrado que conduce a la gloria,
pero dicen que el aura triste que circunda
con oro pálido a algunos elegidos ya no basta
para refrendar virtudes de doble recorrido,
-ir y venir por el alambre invisible de una voluntad
y mantener incólume la apuesta por el brillo eterno-,
ahora
las palabras anidan en el aire
y pueden dejar sin respiración
a los esforzados muñidores de conjuros
mientras el ave migratoria de la verdad
va cambiando de nido según cambian
de latitud las estaciones.
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