Asomado al muro bajo el sol,
medio desnudo,
entrecierras los ojos para hacerle frente
al tembloroso hervor del horizonte,
cómo esa piel nunca protesta
de la crueldad solar o de los vientos
que lamen los aceites protectores
dejándote en herida, cómo
tu mirada se arriesga con un arma
tan desproporcionada como el color azul
frente al hiriente rojo del desierto,
tan pobre indumentaria te hará arder
y tus cenizas se alzarán en torbellino
hasta llegar al sol para cegarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario