sábado, 12 de noviembre de 2016

Día segundo

Día segundo.
A diferencia de lo ocurrido en el mito creador, aquí hay más de seis días laborables con el consabido premio del fin de semana de ocio y regodeo. Pero en un solo período de ese tiempo ingobernable pueden ocurrir mil cosas no previstas en el cuaderno de bitácora del pretendido jefe de ruta: la niebla, la ceguera, los mil obstáculos surgidos de la nada a requerimiento de una mente involuntaria, pálidas criaturas desligadas de la voluntad de quien les convocó a la vida, pero deseosas de vivirla con plena autonomía. Por eso este silencio prolongado desde el momento mismo de nacer. Tal vez lo sucedido en ese tiempo no tuvo relevancia o acaso un pasmo cósmico posó como la sombra de un eclipse sobre
el campo de juego del vigía que, al no ver, negó realidad a lo ignorado.
Un mal ejemplo que se propagará en los tiempos venideros.






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